domingo, 24 de marzo de 2013

Me encanta Dios



Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. 

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre. 

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes. 

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes! 

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble. 

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento. 

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja. 

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy. 

A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.



Jaime Sabines



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jueves, 21 de marzo de 2013

El Perro del mes: San Guinefort

Guinefort fue un lebrel que vivió en Lyon, Francia, durante el siglo XIII. Fue compañero de cacería y paseos del  Señor de Villars, quien además de Guinefort tenía un hijo, un castillo y una esposa. 


Un día, el caballero salió de su castillo y dejó al niño bajo el cuidado de Guinefort. Al regresar más tarde encontró al lebrel con la boca llena de sangre; enseguida llegó su esposa, quien no pudo evitar un grito. Preso de la ira al creer que el perro había matado a su hijo, el Señor de Villars lo mató con su espada (otras versiones dicen que arremetió a golpes contra él hasta que lo mató). Un poco después escucharon el llanto del niño y corrieron a su encuentro, lo hallaron sano y salvo en su cuna, junto al cuerpo destrozado de una gran serpiente. Guinefort  había salvado su vida. 

Lleno de remordimiento, el caballero llevó el cuerpo del noble lebrel al bosque y le construyó una tumba de piedra. La noticia corrió entre los campesinos, que comenzaron a acudir a ella para pedir por la salud de sus hijos y solicitar protección para su familia. La devoción a San Guinefort inspiró numerosas obras de arte medievales y renacentistas, generalmente se le representaba con cuerpo de hombre y cabeza de perro, unas veces rodeado de otros perros, de niños, o vestido como un caballero. 

Los campesinos de la región preservaron durante siglos la veneración por el fiel perro, hasta que el inquisidor Esteban de Bourbon, interesado por la devoción que tenían las campesinas, quienes no paraban de encomendar a sus hijos y hogares al cuidado de San Guinefort, quiso saber algo más y fue de visita a su santuario. Advirtió a los pobladores de la región que aquello era una herejía, ordenó que la tumba fuera destruida y quemó los restos del lebrel. A pesar de la prohibición, los campesinos preservaron su devoción hacia San Guinefort hasta 1930, cuando la Iglesia prohibió oficialmente su veneración y amenazó con excomulgar a los practicantes.

San Guinefort todavía es recordado por los campesinos de aquella región de Francia. Su recuerdo lejos de extinguirse con la prohibición, se ha extendido entre quienes creen que puede dar protección a sus familias, y todo aquellos que aún sin creer en su santidad reconocen su valor y fidelidad. 



  

miércoles, 20 de marzo de 2013

Devociones Populares


Se les conoce también como cultos o devociones populares, animitas (en Sudamérica) o formas de sincretismo religioso. Los Santos populares no tienen ese reconocimiento formal por parte de la Iglesia Católica, pero son objeto de veneración y devoción por un contingente cada vez mayor de personas. 

Una canonización formal y reconocida por la Iglesia Católica, se realiza  por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, que  estudia los milagros, martirio y virtudes heroicas de personas ejemplares a las que considera Siervos de Dios, para con base en esos resultados proponer que sean canonizados o beatificados por el Papa, esto es, declarados como ejemplos de virtud y fe, dignos de ser tomados como ejemplo de vida cristiana y veneración (texto completo). 

De acuerdo con la constitución Divinus Redemptoris Magister "Desde tiempos inmemorables la Sede Apostólica propone a la imitación, veneración y a la invocación a algunos cristianos que sobresalieron por el fulgor de sus virtudes."

Durante los primeros siglos del cristianismo los santos eran aclamados después de su muerte por el pueblo (vox populli), la mayoría de aquellos primeros santos recibían ese reconocimiento por morir en el martirio tras haber permanecido fieles a su fe. 

A partir del siglo V los obispos tomaron la responsabilidad de declarar la santidad de una persona y asignar un día para conmemorarla, generalmente el día de su muerte. El primer hombre que fue declarado santo por el Papa fue Ulric de Ausburg en 993, por el Pontífice Juan XV. El proceso fue formalizado en el siglo XIII por Gregorio IX y en 1588 se creó la Congregación para las causas de los Santos (Jordi Rovero). 

Ajenas a ese procedimiento, las devociones populares comienzan como rumores que lentamente crecen hasta transformarse en imágenes y lugares de veneración. La mayoría de estas devociones son personas que murieron en circunstancias dramáticas, con frecuencia fueron víctimas de una injusticia y algunas de ellas sacrificaron su vida para salvar a otras. Son los casos de La Difunta Correa y Lázaro Blanco . 

Otros cultos populares se dirigen a personas que no llevaron una vida ejemplar pero se considera que fueron redimidas en el final de su vida, ya sea por su arrepentimiento o buenas acciones, son los casos del Gauchito Gil, Jesús Malverde y Pancho Villa. 

Algunas devociones más son resultado del sincretismo entre las religiones prehispánicas o africanas y el cristianismo. La Santa Muerte, en México, San La Muerte en Perú y prácticamente todo el panteón Yoruba están a medio camino entre los cultos antiguos, que se niegan a desaparecer y un catolicismo que no siempre recurrió al convencimiento durante la época colonial. De la misma forma que un católico convencido difícilmente cambiaría su fe, los paganos más fieles conservaron sus dioses originales, aunque muchas veces de manera secreta y otras disfrazándolos como santos del panteón católico. 

La Difunta Correa, venerada en Argentina y Chile fue una mujer (Deolinda Correa) que decidida a permanecer al lado de su esposo, enviado a combatir en la guerra, cruzó el desierto con su hijo en brazos, pero murió de hambre y sed. Fue hallada por un grupo de jinetes, liderados pro el comisario del pueblo cercano, quienes descubrieron que aún muerta amamantaba a su hijo. Algunos deicen que su hijo creció y murió ya mayor, otros que murió muy pronto y fue enterrado al lado de su madre. La tumba de la Difunta Correa se convirtió rápidamente en lugar de peregrinación, principalmente por camioneros. 

El Gauchito Gil fue un gaucho, probablemente guerrillero autonomista que, entre sus acciones robaba ganado para repartirlo entre los más pobres. Cuando fue capturado dijo a su verdugo  que en algunas versiones era jefe de policía, que si oraba le llegarían noticias de la sanación de su hijo, que estaba enfermo. El agente de la ley rezó por la salud de su hijo y después cumplió la orden de ejecutar al gaucho, más tarde recibió la noticia de que efectivamente la salud de su hijo había mejorado. En agradecimiento con el forajido hizo que fuera enterrado en una tumba apropiada (algo que no se concedía a los criminales). Cuando la noticia corrió se extendió el rumor de que el Gauchito Gil concedía milagros. 

De Jesús Malverde se cuenta que decidió hacerse bandido tras ver a sus padres morir de hambre. Asoló el norte de México a principios del siglo XX y repartía sus botines entre los pobres.  Herido en un encuentro con la policía y atacado por la gangrena, encargóa  sus compañeros que lo entregaran para cobrar la recompensa y repartirla entre lospobres. Una vez capturado, se le condenó a morir en la horca, en donde su cuerpo permaneció pues el gobierno había prohibido que se le diera sepultura por ser un forajido. Cuando la cuerda se pudrió y el cadáver cayó, se hizo costumbre entre la gente de la región acercarse al cadáver y arrojarle una piedra. Así no se arriesgaban a ser castigados, pues seguían cumpliendo la orden de no sepultarlo y al mismo tiempo cubrían lentamente el cadáver con una piedra por  persona. Se le atribuye la protección de las personas que cruzan ilegalmente a EEUU y de las personas que viven fuera de la ley.

La devoción por los bandidos generosos, al estilo de Robin Hood se extiende también a Pancho Sierra, Santos Guayama y Lázaro Blanco en el Sur de América, mientras que en el norte, además de Jesús Malverde,  se venera a Juan Soldado y Pancho Villa. El carácter de protector de los pobres es compartido por San Judas Tadeo, quien sí pertenece al santoral católico pero recibe una veneración particular en el centro de México. Algunos historiadores atribuyen el culto a San Judas una visión de Santa Brígida, aunque otros creen que es una confusión con el Mártir Tadeo, que Murió en Persia junto a San Simón. 

En cuanto a confusiones, la Iglesia Católica recomienda no confundir a San La Muerte (Perú) ni a la Santa Muerte (México) con el Ángel Exterminador o Ángel de la muerte del que se habla en el Antiguo Testamento( Génesis 19 y Éxodo 11). Relacionado con el la Diosa azteca Mictlantehcutli, el Dios maya Ah Puch y el Dios de origen africano Quimbanda, el culto a San la Muerte y la Santa Muerte es el culto anterior al catolicismo que más celebridad  ha cobrado en los últimos años. Venerada en silencio durante siglos, la Muerte experimentó un apogeo en su culto desde la mitad del siglo XX, originalmente asociado a los amores imposibles, la protección contra el mal y la defensa ante el peligro, en tiempos recientes se relaciona (de manera inexacta) a La Santa Muerte con las personas que se dedican a actividades dudosas o violentas, la protección frente a enemigos y la intercesión para quitarlos del camino. En México, los devotos de la Santa muerte fueron formalmente apartados de la Iglesia Católica en 1995 y buscaron registrarse como una religión propia en 2006.

Los cultos populares continúan en crecimiento a pesar de la oposición de la Iglesia Católica. Entre las explicaciones es posible mencionar una evangelización defectuosa, por parte de párrocos más interesados en  administrar sacramentos que en enseñar la fe; el resurgir del paganismo una vez que la religión católica perdió la exclusividad formal y legal en muchos países, así como la necesidad de sentir que hay un contacto más directo entre las personas y lo sobrenatural (frente a la doctrina que coloca a la Iglesia como única mediadora) podrían ser algunas de las causas principales de esta proliferación de veneraciones.  

Un aspecto adicional, que puede no agradar a los devotos de estos cultos es el hecho de que en su mayoría no exigen un comportamiento honorable, el cumplimiento de las leyes divinas (los diez mandamientos) y humanas y a veces ni siquiera exige pasar pro una proceso de iniciación para recibir los favores de las divinidades populares. Mientras las iglesias protestantes requieren de una vida disciplinada para alcanzar el favor divino, el judaísmo exige fidelidad y el catolicismo considera el conocimiento de una teología más o menos amplia, los cultos populares prometen el favor divino a cambio de muy poco. 

Finalmente, se equivocarían quienes piensen que los cultos populares son exclusivos de América. Entre los más famosos, San Guinefort es oficialmente rechazado por el catolicismo y San Jorge, el patrono de Inglaterra es considerado una leyenda por la Iglesia Católica y pertenece a un grupo de Santos venerados desde la Edad Media cuya existencia actualmente se pone en duda. 



viernes, 15 de marzo de 2013

Decálogo para liberales



Decálogo para liberales, publicado por el New York Times en 1951 y escrito por el filósofo Bertrand Russel
  1. No te sientas absolutamente seguro de nada.
  2. No creas que vale la pena producir creencias escondiendo pruebas, porque la verdad saldrá a la luz. 
  3. No desalientes el pensamiento, porque tendrás éxito.
  4. Cuando te encuentres con críticos, sea tu marido o sean tus hijos, enfréntalos con argumentos, no autoridad, porque una victoria que depende de la autoridad es irreal e ilusoria. 
  5. No respetes la autoridad de otros, porque habrá siempre una autoridad contraria. 
  6. No utilices el poder para suprimir opiniones que te parezcan perniciosas, porque si lo intentas, las opiniones te suprimirán a ti. 
  7. No temas tener opiniones excéntricas, porque todas las opiniones que hoy son comunes fueron excéntricas antes. 
  8. Disfruta el desacuerdo inteligente más que el acuerdo pasivo, porque, si aprecias la inteligencia como deberías, lo primero supone un acuerdo más profundo que lo segundo. 
  9. Respeta la verdad, aunque la verdad resulte inconveniente, porque te será más inconveniente tratar de ocultarla.
  10. No envidies la felicidad de los que viven en un paraíso de tontos, porque sólo un tonto pensaría que eso es la felicidad. 
Lo vi primero en el Blog de Jesús Silva Herzog 

Infografía: Día mundial del sueño

El 15 de marzo es el Día Mundial del Sueño.
Duerme bien y vive mejor. Dulces sueños:


lo vi primero en http://infografiasencastellano.com/

lunes, 11 de marzo de 2013

Los socialistas y el culto a la personalidad.

Decía un buen maestro, Juan Pablo Córdoba, que los ateos no existen. Lo decía a propósito de un sesgo epistemológico frecuente en los marxistas, quienes no dudaban en burlarse de la irracionalidad que veían en las personas de fe, mientras ellos mismos renunciaban a la racionalidad para postular un comunismo acrítico y doctrinario. 

Había diversas maneras de verificar la irracionalidad de aquellos comunistas forjados en la Guerra Fría: la pretensión de hallar respuestas para todo en un sólo libro, como hacen los literalistas bíblicos; la confusión entre fidelidad y obediencia; la censura a toda voz crítica, aunque se tratara de voces que se esforzaban por corregir las desviaciones de los regímenes comunistas para fortalecerlos y hacerlos exitosos. Francisco Báez rescata una frase pronunciada a propósito de los ingenios que tenían (y todavía tienen) los comunistas para hacer que lo doctrinario parezca objetivo: "Las leyes objetivas de la construcción del socialismo son las leyes subjetivas del Comandante en Jefe en ese momento histórico específico."

La sumisión al líder, confundida con fidelidad al régimen (o el líder que cree que él es el Estado) terminó por aplastar al deseo de construir un mundo libre de religiones. Comunistas radicales y moderados aplaudieron el cierre de templos y la persecución religiosa en los países comunistas al mismo tiempo que se unieron al culto personal que cultivaron autócratas como Stalin y Mao. No se convirtieron al ateísmo, tan sólo lo sustituyeron por nuevos cultos. 

Es preciso reconocer que en momentos de lucidez el propio régimen trató de sacudirse de la carga del culto a la personalidad y a veces hasta tuvo éxito: Mientras vivió Stalin fue imposible sugerirle que corrigiera alguna decisión, a menos que uno deseara morir en Siberia o ver desaparecer a toda la familia, como pudieron comprobar tristemente los ucranianos. Al fallecer Stalin, Nikita Jrushev trató de remediar algo de la corrupción, violencia, crímenes y mentiras que el régimen de su predecesor había cultivado y, de esa manera, logró darle un respiro al régimen por algunas décadas más. A pesar de estas iniciativas, hizo muy poco para desconcentrar el poder que él mismo gozaba. 

La ciega fidelidad al líder, ya fuera por convicción o por temor, se transformó en un rasgo que también adoptó la hermana demócrata del comunismo. No es raro hallar que la autonombrada "izquierda" perdona a sus líderes errores que no dejaría pasar en los políticos y personas que considera "de derecha". Más allá de la doble moral que esto implica, lo que prevalece es una extraña manera de suponer que cerrar filas es apoyar sin matices al líder, lo cual sólo tiene el resultado de centralizar su poder y alimentar su egolatría. Es justo admitir que también entre los adversarios al comunismo, hubo quienes cultivaron la idolatría a su persona. Autócratas hay en todos los bandos. 

De manera paradójica, mientras se disponen a callar y obedecer para no contrariar a su líder, fortaleciendo con ello la desigualdad, no dudan en discutir y mostrar su desacuerdo por los detalles más nimios en la estrategia de lucha. La parálisis de los movimientos que se autobloquean, dividen, boicotean y acusan unos a otros de traición es un asunto muy serio, al grado que hasta el día de hoy le sigue provocando derrotas a la izquierda. 

Las historias recientes de los gobiernos de izquierdas no han conseguido librarse de esa tradición por concentrar el poder en un líder al que se le comienza obedeciendo y se le termina venerando. El líder exige cerras filas y apoyar sin objeciones, a pesar de que algunas correcciones y ajustes muchas veces podrían mejorar y aumentar los efectos de sus aciertos. Ante la ausencia de voces críticas el líder llega a creerse infalible, exige serlo. Las consecuencias son graves, pues los aciertos, que siempre los hay, muchas veces terminan opacados por el rencor, la violencia y la división que genera la intolerancia a las voces críticas. Quien podría ser recordado como un gran líder termina con una opinión dividida: para unos fue un santo y para otros y monstruo, no hay lugar para las opiniones objetivas, moderadas, equilibradas. . 

Al cultivar el culto a su persona, el líder de izquierda a veces no duda en recurrir a medidas extremas. Otras veces no es él, sino el séquito de burócratas que viven y prosperan a su sombra, que se encarga de alimentar el culto y hasta llevarlo a extremos que para unos pueden resultar ridículos y para otros ofensivos. 


El comentario va más allá del reciente embalsamiento de Hugo Chávez, muy conveniente a quienes desean seguir viviendo a costa de su imagen. El propio Chávez dio un giro inédito a la tradicional pretensión de ateísmo socialista y prefirió recurrir al cristianismo para fortalecer su imagen. Sin dudar de la sinceridad de su fe, es un hecho que al hacerlo se unió a la lista de  políticos que recurren a la religión para apuntalar su poder (algo que otro socialista, Saddam Hussein, hizo unos años antes). Pero también marcó el inicio de una  racionalidad diferente: sin renunciar al cultivo del culto a su persona, renunció al ateísmo tradicional en los socialistas. Si un socialismo cristiano es posible podemos atribuirlo a la creatividad de Chávez, por más que sus mayores detractores se empeñen en negar que fue un hombre inteligente. 

Hace falta un talento especial para convertirse en un líder de la trascendencia de hombres como Lenin o Chávez, con independencia de que uno esté de acuerdo o no con sus ideas (suelo no estarlo). Nada hace menos justicia a su vida que ocultar y reemplazar la memoria de su trabajo y sus aciertos, por el culto a su imagen. De sus aciertos se alimenta la gente, de su culto viven las burocracias políticas. A los malos políticos conviene que se olvide la lucha y se de culto a la efigie. 




miércoles, 6 de marzo de 2013

Hubo Chávez


"Fue tan duro el golpe de realidad tras el anuncio de su enfermedad que una de las consignas preferidas de Chávez —¡Patria, socialismo o muerte, venceremos!— fue cambiada por ¡Viviremos y venceremos!

Esta modificación reflejó muchas cosas: el miedo a la muerte cuando le vemos el rostro cerca, la ideología que se acomoda y moldea dependiendo del momento, la capacidad tan grande que se tiene en Venezuela para olvidar algo y cambiar. Al final ya no importaba tanto la Patria ni el Socialismo, lo que importaba ahora era vivir y vencer."


Este fragmento pertenece a una nota de un periodista venezolano que describe cómo vive el chavismo la gente común. Sin fanatismo, en contra o a favor. Sin atavismos sobre izquierdas y derechas. Con el reconocimiento de lo bueno y lo malos, los aciertos y los errores que hay en cualquier mortal.


El texto completo está en Orsai.

lunes, 4 de marzo de 2013

Infografía: Cómo se elige un nuevo Papa

Cómo se elige a un nuevo Papa:
(Click para ver más grande)

Сómo se elige al papa

Lo vi en http://sp.rian.ru/infografia/20130227/156507342.html