Parte 2: El contexto.
Nada de lo que ocurre en la Nueva Jerusalén es inédito ni aislado. Comprender esto ayuda a conocer mejor las características de esta comunidad pero, por desgracia, también revela que esta agrupación pertenece a un movimiento mucho mayor de lo que parece.
¿Cuál es el problema con Nueva Jerusalén? ¿Es tan peligrosa una comunidad que quiere reemplazar la educación oficial por una educación parroquial? En realidad esta característica es tan sólo un síntoma del verdadero problema, que es es la formación de una comunidad integrista, a la que el estado mexicano ha prestado escasa atención.
Comencemos por el integrismo. La RAE define el integrismo como "Actitud de ciertos sectores religiosos, ideológicos o políticos, partidarios de la intangibilidad de la doctrina tradicional." Lo intangible es lo que no puede tocarse; es decir, lo que no puede ser cuestionado, revisado, modificado, ni puesto en duda.
Existen diversas comunidades integristas y, aunque generalmente se les relaciona con un carácter religioso, no siempre es así. Las ideologías totalitarias son tan integristas como los grupos religiosos ultra-ortodoxos. Con frecuencia los integristas constituyen una comunidad que vive y practica en una ambiente de tolerancia; sobre todo cuando son minorías religiosas o ideológicas. Pero otras veces no son grupos minoritarios y poseen, de hecho autoridad sobre un territorio; por ejemplo, los Amish gozan de prestigio por su carácter pacífico y respetuoso de las leyes, por lo que en varios países se les permite cierto nivel de autogobierno.
Otras veces, el ejercicio de la autoridad sobre un territorio tiene un carácter excluyente; así ocurre en los regímenes totalitarios y en algunos regímenes teocráticos, como Arabia Saudita o Irán.
Nueva Jerusalén representa una minoría en un país de mayoría católica, pero es una comunidad excluyente en su propio territorio, por lo que constituye la mayoría religiosa en la zona geográfica que se asienta (Puruarán, Michoacán).
La exclusión se manifiesta de maneras no siempre pacíficas, ya sea aislando a quienes no comparten la identidad predominante o de plano expulsándolos; en Nueva Jerusalén ha ocurrido y sigue ocurriendo esto.
Nueva Jerusalén es, además, un grupo cismático. La iglesia de Roma ha conocido varios cismas desde su origen, los más antiguos ocurrieron en los primeros siglos de la era cristiana, cuando grupos como los gnósticos, los cátaros o los arrianos postularon doctrinas que, por influencias paganas o esotéricas, en algunas ocasiones se apartaron bastante de la doctrina reconocida por la iglesia cristiana y en otras fueron rechazadas luego de un proceso de deliberación dentro de la propia iglesia. Con el tiempo, esas agrupaciones fueron declaradas heréticas y se convirtieron unas veces en perseguidoras y otras en perseguidas.
Los cismas han estado presentes en varios momentos de la historia del cristianismo. Al principio del cristianismo dieron lugar a religiones que en varios casos terminaron apartándose bastante del cristianismo basado en el Nuevo testamento; durante la Edad Media el cisma más importante fue el de oriente y occidente, que derivó en la separación de la Iglesia Ortodoxa y el surgimiento del Imperio Bizantino como un rival del cristianismo occidental; al final de la edad media los cismas fueron el origen de las iglesias protestantes (luteranos, calvinistas, anglicanos), en tanto que el cisma de alcance internacional más reciente ocurrió tras el Concilio Vaticano II con el surgimiento de la Comunidad Sacerdotal San Pío X (a quienes se llama lefebvristas).
El caso de los lefebvristas es de especial relevancia por tratarse de un cisma generado por una posición conservadora, probablemente integrista. A diferencia de otros movimientos conservadores católicos (no es pleonasmo, dentro del catolicismo existe la diversidad) ellos sostienen un conservadurismo que les hace dudar de la legitimidad del papado, de las reglas emanadas del Concilio Vaticano II, y hasta de la arquitectura moderna en las iglesias.
La comunidad integrista de Nueva Jerusalén es, probablemente, aún más conservadora. Ocurre con frecuencia en los movimientos cismáticos, que afirman defender el mensaje original y auténtico de Jesús de Nazareth y del Nuevo Testamento, mientras acusan a su religión de origen de haberse apartado de ese mensaje. Lo que propone Nueva Jerusalén es un regreso a la iglesia pre-conciliar, pero en algunos aspectos un retorno a la iglesia pre-moderna.
Mas aún, al afirmar que la autoridad y liderazgo de esta comunidad derivan de mandatos expresos de la virgen maría, lo que hace es postular una nueva legitimidad y un nuevo carácter fundacional. La relevancia de esto es que desconoce la legitimidad histórica que postula la Iglesia católica, al afirmar que es parte de una tradición y una organización que provienen del apóstol pedro y fueron establecidas por Jesús de Nazareth en persona. Nueva Jerusalén tiene un argumento para hacer a un lado esa legitimidad y proponer una distinta, basada en un designio de la Virgen del Rosario. En este punto, Nueva Jerusalén aduce, además un origen sobrenatural a partir de una aparición milagrosa.
Conviene hacer un paréntesis en este punto: la Iglesia católica es cautelosa en cuanto a dar validez a los milagros. En todo el mundo abundan los sanadores y visionarios auto-proclamados que inventan apariciones milagrosas para constituir comunidades que siempre terminan encabezando y de las que en muchas ocasiones se sirven para enriquecerse y cometer otros abusos. La iglesia tiene una legitimidad y un prestigio históricos que se preocupa por preservar, de manera que investiga a profundidad cualquier presunta aparición y en muy contadas ocasiones las llega a considerar verdaderas.
No es raro que aparezcan comunidades en torno a un presunto milagro, que pocos años después terminen apartadas de la Iglesia católica. Nueva Jerusalén es un caso así; que a pesar de tener una organización propia y una historia más o menos larga, comparte características, les guste o no, con comunidades como los seguidores de Jesús Malverde, la Santa Muerte, el niño Fidencio o Juan Soldado. La presunta guía espiritual que afirman recibir de Tata Lázaro da cuenta de ello.
Lázaro Cárdenas fue, por cierto, un gran defensor de la educación laica, científica y socialista, mientras que Nueva Jerusalén propone una educación parroquial, basada en lo que la autoridad religiosa considere conveniente enseñar. Esta idea de adaptar el modelo educativo a los postulados de la religión o la ideología oficial son rasgos comunes a los estados totalitarios y a las teocracias integristas.
En los regímenes democráticos o al menos no totalitarios, los movimientos que proponen sujetar la educación a las normas religiosas están bastante extendidos y son noticia frecuente: la propuesta de enseñar la teoría del diseño inteligente, o la propuesta de enseñar el génesis en un sentido literalista, a la par o incluso sobre la teoría evolutiva y la física cuántica son comunes en ciertos estados del centro y sur de los estados unidos. Movimientos así también existen en países como españa, aunque su influencia es menor.
Finalmente, Nueva Jerusalén es una comunidad milenarista, esto es, que anuncia y espera un inminente y cercano fin del mundo. el anuncio del fin del mundo atrae y congrega a diversas comunidades en todo sel mundo; unas veces da lugar a comunidades como la Iglesia de los Santos de los Últimos Días y otras da origen a movimientos mas radicales y, de vez en cuando a sectas autodestructivas. La idea del fin del mundo es sumamente impactante y atractiva, en gran medida porque ofrece a sus integrantes la certeza de una pronta salvación y les anuncia un gran espectáculo (el Apocalipsis).
Nueva Jerusalén no es un fenómeno aislado, sino parte de un conjunto de movimientos religiosos que acompaña a la humanidad desde hace siglos. Es fundamental identificar ante qué tipo de movimiento estamos, es decir, si sólo un movimiento pacífico, por más que sea cismático, conservador y milenarista o si a pesar de su identidad cristiana hay en él características que revelen un carácter totalitario, violento, o auto-destructivo.
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