Con frecuencia los padres compran computadoras a sus hijos y las conectan a Internet con la esperanza de que eso les ayudará a convertirse en inventores, genios de la informática o, con suerte, millonarios.
La realidad es que Internet puede ser una herramienta útil para hacer mejores tareas (hacerlas, no descargarlas ya hechas), con información de instituciones científicas y académicas, acceso a bibliotecas en línea, acceso a papers y revistas especializadas... además de las posibilidades de ilustrar, hacer gráficas e incluir multimedia en sus trabajos escolares.
Pero esos usos virtuosos de la red no se darán por arte de magia: para que los niños usen la red con inteligencia es indispensable que los padres les enseñen ese potencial; de no ser así, la mayor del tiempo que pasen conectados será para chatear, twitear, facebookear, trollear y, en general, tontear.
Señores padres: si su hijo pasa conectado a la red no necesariamente es para estudiar el funcionamiento del CERN o descargar imágenes de la NASA, ponerse en contacto con un tutor de matemáticas o actualizarse en la oferta académica de Oxbridge; si no les ponen atención, lo más probable es que estén mirando el funcionamiento Twitter, descargando imágenes de Ariel Rebel, poniéndose en contacto con un distribuidor de sexting o actualizándose en chistes, bulimia, neonazismo o algo peor (y en la red lo hay)
Cuidar el uso que hacen sus hijos de la red no es difícil; convertir esas horas frente al equipo en algo que sea útil y provechoso sin dejar de ser entretenido, está al alcance de cualquiera que tenga un poco de información, algo de sentido común y esté dispuesto a sacrificar media hora de telenovelas o partidos de fútbol para ocuparse del presente y el futuro de sus hijos.
Aquí unas sencillas recomendaciones:
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