domingo, 7 de octubre de 2012

Los perros del mes: Taro y Jiro. Dos héroes de la Antártida.


Taro y Jiro fueron parte de una jauría de 15 perros que transportaron personas y suministros durante la primera expedición japonesa al Polo Sur, en 1957. 

Nacidos en Hokkaido, de la raza Husky Sakhalin (conocida como Karafuto-ken por los japoneses), fueron elegidos por su fortaleza y resistencia. Durante el entrenamiento dieron una primera lección a su entrenador, el geofísico Taiichi Kitamura, al enseñarle que los perros aprenden mucho mejor con palabras que con palos. 

La expedición llegó al Polo Sur en 1957, tras lo cual el grupo de científicos que la integraban estableció la base Showa y permaneció en el lugar durante el invierno, para ser reemplazados once meses después. La segunda expedición japonesa partió hacia la antártida en febrero de 1958 pero su barco quedó atrapado en el hielo durante una tormenta. El fuerte temporal provocó la evacuación de emergencia de la base, lo que se hizo con tanta prisa que sólo escaparon los científicos y dejaron atados ahí a los quince perros. Cuando regresaron a japón, llovieron las críticas por haber abandonado los perros a su suerte. 



Once meses más tarde una tercera expedición regresó a la base Showa para reanudar el trabajo científico y al llegar descubrió con sorpresa que algunos perros habían sobrevivido al invierno de la Antártida: 7 de los 15 perros habían muerto sin lograr liberarse y sus cuerpos permanecían intactos, los ocho restantes ocho rompieron sus cadenas y respetaron los cadáveres de sus compañeros, aunque seis de ellos habían desaparecido y sólo dos permanecían en el campamento. Eran Taro y Jiro. 

Los ocho perros libres consiguieron soportar las temperaturas extremas del Polo Sur y aprendieron a cazar pingüinos y focas. 

Cuando la noticia se conoció en Japón, Taro y Jiro se convirtieron en perros nacionales y su raza, que hasta entonces se consideraba sólo apta para el trabajo, se hizo la más popular entre los japoneses durante la segunda mitad del siglo XX. Taro volvió a Japón y murió en 1970, a la edad de 15 años, en Sapporo. Jiro se quedó en la Antártida  en donde murió un año más tarde por causas naturales. Los descendientes de Jiro, que era hermano de Taro son perros muy valorados en japón.


Estos héroes de la Antártida inspiraron dos pekículas: “Nankyoku Monogatari” (Cuento de la Antártida) en 1983 y  “Eight Below” (Bajo cero) en 2006. Sus cuerpos disecados pueden visitarse en la Universidad de Hokkaido y en el Museo del Parque de Ueno, Tokio. 

En varias ciudades japonesas hay monumentos que recuerdan su hazaña; el más famoso de ellos conmemora a la jauría completa que fue abandonada en la Antrtida y se encuentra junto la Torre de Tokyo, que muestra a la manada completa y que fue erigido en 1959 por la Sociedad Japonesa para la Prevención de la Crueldad contra los animales.

A pesar de que la hazaña de Taro y Jiro, así como el respeto a los cuerpos de sus compañeros muertos son hechos notables, actualmente se reconoce que sobrevivieron a costa de la fauna local, que carece de depredadores terrestres. En el presente no está permitido llevar perros a las expediciones de la Antártida. 

  • Los perros que fueron encontrados muertos y encadenados se llamaban Goro, Pesu, Moku, Aka, Kuro, Pochi y Kuma 
  • Los seis perros que se soltaron y desaparecieron se llamaban : Riki, Anko, Shiro, Jakku, Deri y Kuma- Furen
  • Los 2 supervivientes restantes fueron Taro y Jiro.

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