De acuerdo con los cálculos de los alarmistas faltan como 434 días para el fin del mundo ... o para la fecha que ellos dicen que el calendario maya dice que será el fin de mundo.
Cuando era pequeño, muy pequeño, la gente decía que el mundo se acabaría en el año 2000. Hasta había películas y documentales como los que ahora llenan la programación de Discovery y History Channel (el rating es el rating) así que realmente me llegué a preguntar si aquellos rumores serían ciertos...después de todo lo decían en la tele y en 1979 a Jaime Maussán se le consideraba un periodista serio. Sí, dije 1979 porque los primeros rumores de los que tengo memoria los esuché ese año. Algunos vaticinaban que el mundo acabaría en 1980, hasta había en Michoacán algunos miles de personas que se reunieron en un pueblito para presenciar juntos el fin de los tiempos. Sin embargo, la mayoría de los agoreros afirmaba que en 1980 comenzaría una cadena se sucesos apocalípticos que culminarían con el fin de los tiempos en el año 2000.
Algunos vieron señales importantes en el sismo de 1985 en la Ciudad de México (como se el DF fuera todo el planeta; igual que en las películas amnericanas de desastres) y llegaron a conocerse historias de suicidios colectivos (e intentos) en una granja cerca de San Diego y en Tenerife.
El año 2000 llegó y los heraldos del Apocalipsis pusieron la mirada en la siguiente fecha: 2012, con base en una interpretación del calendario maya según la cual los mayas contaron trece ciclos de 144 mil días (baktunes), el decimotercero de los cuales coincide con la fecha en el calendario gregoriano (el que usamos actualmente) del 21 de diciembre de 2012, además de que esta fecha, aseguran, coincide con el final de un ciclo mayor de 126 mil años. Algunos agregan que en esa fecha se alinearán la tierra, el sol, el centro de la vía láctea y un planeta hipotético al que llaman "X" en un fenómeno que ocurre cada 26,000 años (o algo así) al que relacionan con los periodos de las glaciaciones (que las glaciaciones son recurrentes en nuestro plantea sí es un hecho científicamente demostrado) y aprovechan, además para mencionar el contenido hipotético de un libro perdido de Nostradamus. Por si toda esa "evidencia" no resulta suficiente, nos recuerdan la profecía de San Malaquías según la cual actualmente vamos en el número 110 de una lista de 111 Papas a partir de 1143 y hasta el fin de los tiempos.
En todas estas teorías y suposiciones se entremezclan datos reales (como la recurrencia y relativa periodicidad de las eras glaciares en la Tierra), el ingreso periódico del planeta a zonas de mayor densidad de asteroides (hecho que se relaciona con extinciones supermasivas, la más conocida de ellas es la que impulsó la extinción de los dinosaurios) y la aún indeterminada vulnerabilidad del planeta ante objetos gigantes del espacio (como los asteroides que golpearon Júpiter en los años noventa), con profecías, visiones, teorías conspiratorias diversas y alguna que otra ocurrencia.
En 1980 el mayor peligro que amenazaba a la humanidad era la proliferación de arsenales nucleares, mientras que en el presente se debate si ocurrirá una catástrofe ecológica, una nueva guerra mundial por los energéticos y los recursos naturales (como el agua) o sucumbiremos ante los daños catastróficos que causaría un asteroide.
Los peligros son reales, pero no necesariamente ocurrirá y menos aún el 21 de diciembre de 2012 (21/12/12), como tampoco tuvieron lugar en el año 2000, ni en 1980, ni a finales del siglo XIX (cuando muchos se asustaron por el Cometa Halley) o en el año 1000 (cuando muchos creyeron que se consumaría el periodo de 1000 años que se menciona en Apocalipsis 20. Todavía tres siglos después hubo quienes dijeron que ese periodo no inició con la vida de Jesús, sino con la expansión del cristianismo a partir del emperador Constantino, por lo que calcularon el fin del mundo para el siglo XIII.
En cualquier caso no hay que confiarse, pues el mundo podría acabarse en 2012, la próxima semana o en el año 4046 (por mencionar alguno). Que podría ocurrir cualquier día ya deberíamos tenerlo claro después de la crisis de los misiles, el meteoro de Tunguska (que por pura suerte cayó en Siberia) o los registros fósiles.
Así pues; no tengo duda de que esa historia del 21 de diciembre de 2012 es mera especulación, pero tampoco dudo que nuestro planeta es aterradoramente frágil. Con esta perspectiva me quedan tres cosas por hacer: la primera es tratar de no dejar cosas sin hacer, cada día de mi vida (para empezar, en este país uno no sabe cuando le tocará una bala perdida) la segunda es imaginar qué negocios se pueden hacer a propósito del fin del mundo y la tercera, imaginar cómo será ese final.
Una manera interesante y muy de moda sería un Apocalisis Zombie (los muertos se levantarán de sus tumbas) , con lo cual el mejor negocio posible sería la venta de escopetas.
Cuando era pequeño, muy pequeño, la gente decía que el mundo se acabaría en el año 2000. Hasta había películas y documentales como los que ahora llenan la programación de Discovery y History Channel (el rating es el rating) así que realmente me llegué a preguntar si aquellos rumores serían ciertos...después de todo lo decían en la tele y en 1979 a Jaime Maussán se le consideraba un periodista serio. Sí, dije 1979 porque los primeros rumores de los que tengo memoria los esuché ese año. Algunos vaticinaban que el mundo acabaría en 1980, hasta había en Michoacán algunos miles de personas que se reunieron en un pueblito para presenciar juntos el fin de los tiempos. Sin embargo, la mayoría de los agoreros afirmaba que en 1980 comenzaría una cadena se sucesos apocalípticos que culminarían con el fin de los tiempos en el año 2000.
Algunos vieron señales importantes en el sismo de 1985 en la Ciudad de México (como se el DF fuera todo el planeta; igual que en las películas amnericanas de desastres) y llegaron a conocerse historias de suicidios colectivos (e intentos) en una granja cerca de San Diego y en Tenerife.
El año 2000 llegó y los heraldos del Apocalipsis pusieron la mirada en la siguiente fecha: 2012, con base en una interpretación del calendario maya según la cual los mayas contaron trece ciclos de 144 mil días (baktunes), el decimotercero de los cuales coincide con la fecha en el calendario gregoriano (el que usamos actualmente) del 21 de diciembre de 2012, además de que esta fecha, aseguran, coincide con el final de un ciclo mayor de 126 mil años. Algunos agregan que en esa fecha se alinearán la tierra, el sol, el centro de la vía láctea y un planeta hipotético al que llaman "X" en un fenómeno que ocurre cada 26,000 años (o algo así) al que relacionan con los periodos de las glaciaciones (que las glaciaciones son recurrentes en nuestro plantea sí es un hecho científicamente demostrado) y aprovechan, además para mencionar el contenido hipotético de un libro perdido de Nostradamus. Por si toda esa "evidencia" no resulta suficiente, nos recuerdan la profecía de San Malaquías según la cual actualmente vamos en el número 110 de una lista de 111 Papas a partir de 1143 y hasta el fin de los tiempos.
En todas estas teorías y suposiciones se entremezclan datos reales (como la recurrencia y relativa periodicidad de las eras glaciares en la Tierra), el ingreso periódico del planeta a zonas de mayor densidad de asteroides (hecho que se relaciona con extinciones supermasivas, la más conocida de ellas es la que impulsó la extinción de los dinosaurios) y la aún indeterminada vulnerabilidad del planeta ante objetos gigantes del espacio (como los asteroides que golpearon Júpiter en los años noventa), con profecías, visiones, teorías conspiratorias diversas y alguna que otra ocurrencia.
En 1980 el mayor peligro que amenazaba a la humanidad era la proliferación de arsenales nucleares, mientras que en el presente se debate si ocurrirá una catástrofe ecológica, una nueva guerra mundial por los energéticos y los recursos naturales (como el agua) o sucumbiremos ante los daños catastróficos que causaría un asteroide.
Los peligros son reales, pero no necesariamente ocurrirá y menos aún el 21 de diciembre de 2012 (21/12/12), como tampoco tuvieron lugar en el año 2000, ni en 1980, ni a finales del siglo XIX (cuando muchos se asustaron por el Cometa Halley) o en el año 1000 (cuando muchos creyeron que se consumaría el periodo de 1000 años que se menciona en Apocalipsis 20. Todavía tres siglos después hubo quienes dijeron que ese periodo no inició con la vida de Jesús, sino con la expansión del cristianismo a partir del emperador Constantino, por lo que calcularon el fin del mundo para el siglo XIII.
En cualquier caso no hay que confiarse, pues el mundo podría acabarse en 2012, la próxima semana o en el año 4046 (por mencionar alguno). Que podría ocurrir cualquier día ya deberíamos tenerlo claro después de la crisis de los misiles, el meteoro de Tunguska (que por pura suerte cayó en Siberia) o los registros fósiles.
Así pues; no tengo duda de que esa historia del 21 de diciembre de 2012 es mera especulación, pero tampoco dudo que nuestro planeta es aterradoramente frágil. Con esta perspectiva me quedan tres cosas por hacer: la primera es tratar de no dejar cosas sin hacer, cada día de mi vida (para empezar, en este país uno no sabe cuando le tocará una bala perdida) la segunda es imaginar qué negocios se pueden hacer a propósito del fin del mundo y la tercera, imaginar cómo será ese final.
Una manera interesante y muy de moda sería un Apocalisis Zombie (los muertos se levantarán de sus tumbas) , con lo cual el mejor negocio posible sería la venta de escopetas.
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