martes, 22 de enero de 2013

Libros para jóvenes

¿Cómo hacer que a un niño comience a interesarle al lectura? ¿Cómo pueden fomentar en sus hijos la lectura los padres que no leen? ¿Cómo convencerlos de que lean? ¿Que libros recomendar a estos hijos de padres no lectores? ¿Por dónde comenzar?

La lectura es una actividad edificante, que entretiene e informa al mismo tiempo que ayuda a desarrollar la memoria, el sentido crítico y probablemente también el sentido estético.  Sin embargo, esperar que la lectura sola haga hijos más sabios, inteligentes, intelectuales o mejor preparados es rebajar los libros a la categoría de producto milagro

Ayudará mucho entender que la lectura tiene un lado sumamente práctico: los libros pueden ser una niñera más eficaz que la televisión. Para que los niños estén quietos en casa se necesita un televisor con conexión eléctrica y probablemente un aparato de blue ray o DVD, receptor satelital o de cable, quizá un tazón con palomitas y un par de refrescos. Además, en la televisión bombardean constantemente a los niños con ideas de lo que deben pedir a los padres para estar in, esto es, para ser aceptados socialmente o al menos tratar de serlo. En la televisión les dicen: pide a tus padres estos zapatos, esta camiseta y este teléfono que cuestan el doble, duran la mitad y pasan de moda en la cuarta parte del tiempo que las cosas que no necesitan anunciarse. Mala inversión.

Si es necesario esperar en la fila de los autobuses, la sala de espera del aeropuerto o hacer un largo viaje, puede recurrirse a un videojuego, que consume baterías, electricidad y requiere la compra de unos audífonos y varios títulos... o se pueden llevar algunos libros, que no consumen, no hacen ruido y no representan un gran descalabro si se pierde o se rompe alguno. Hasta baratos son. Lo mismo vale para viajes en auto, tardes de lluvia sin electricidad o prolongadas visitas a la casa de parientes aburridos. Los libros son un escape sencillo, discreto y fácil de llevar. 

Ahora bien ¿Con cuáles libros comenzar? 

Aquí es necesario separar los libros para niños de los libros para jóvenes. Los jóvenes o los adultos pueden leer un buen libro (o mirar una buena película) para niños y obtener así entretenimiento de calidad. Pero a los niños puede no interesarles un tema para jóvenes o adultos, además de que el lenguaje y la extensión pueden ser inadecuados. 

Para los niños hay un par de buenas colecciones: la de Anaya y el Barco de Vapor, ambas clasificadas por edad e integradas por cuentos y relatos de buenos escritores.  Depende de la edad, pero en general los temas están bien revisados, son historias atractivas, aventuras sencillas y algunos dilemas morales sencillos, para comenzar a formar en valores. 

Ahí entran los libros de Janosch, escritor polaco que narra las aventuras de un oso y un tigre que son amigos. Los de Angela Sommer-Bodenburg, que cuenta la historia de unos niños que se hacen amigos de un vampiro. Los de Roal Dahl, que trata a los niños como seres pensantes e inteligentes, se hace su cómplice y les cuenta historias en donde los niños (y las niñas) salvan al mundo, protegen a sus padres y aprenden a ser valientes y responsables. Los libros de Sepmté les harán reír sin duda, pero también les harán ver lo que cuesta ser padres y a lo mejor despertarán en ellos algo de empatía. 

Alrededor de los diez o doce años pueden ya leer a Eva Ibbotson, quien cuenta historias de terror y magia en donde los monstruos son vencidos con honestidad, perseverancia y trabajo en equipo. También es la edad ideal para engancharse con J.K.Rowling y un Harry Potter mucho más divertido y complejo que el de las películas. En los libros la magia es el boleto y lo importante es el viaje: Harry, Ron y Hermione aprenden a trabajar juntos, a tolerarse y a comprometerse mientras desarrollan personalidades únicas. Harry tiene problemas para manejar su ego, Ron tiene fobia social y Hermione carece de habilidades sociales; pero Harry es valiente, Ron es intuitivo y Hermione es perseverante. Los héroes necesitan a sus amigos para superar sus debilidades y hasta los malos tienen alguna virtud: Dumbledore es manipulador y vanidoso, el terrible Snape esconde una ternura inmensa y Draco se ve envuelto en el dilema entre hacer lo que es correcto y lo que se espera de él. 

Ese también es un excelente momento para leer la saga de Lemony Snickett "una serie de eventos desafortunados" ideal para comenzar el desarrollo de una sensibilidad más refinada, compleja y profunda. 

Alrededor de los trece o quince  hay edad suficiente para captar el complejo mensaje de Suzanne Collins en Los Juegos del Hambre. Ahí se reflexiona sobre el precio de la comodidad, la ilusión de la seguridad personal, el individualismo, la solidaridad, la honradez y la vanidad. Es un buen momento también para conocer la obra de Darren Shan a través de los libros del Aprendiz de Vampiro. 

También es una etapa propicia para conocer algunos clásicos: la Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson, por ejemplo, en donde hallarán a Long John Silver, cuya personalidad es tan impactante y divertida como la del mismísimo Jack Sparrow. 

Un par de años más y se está en condiciones de leer a Mary Shelley (Frankestein), a J.R. Tolkien (El Hobbit y Señor de los Anillos), a Bram Stocker (Drácula), a Jane Austen (orgullo y Prejuicio) y a Anne Rice (Crónicas vampíricas).

Historias de elfos y jinetes, magos y guerreros, vampiros, científicos dementes, aristócratas, campesinos y trotamundos; pero sobre todo tramas complejas, intrigas, frases intensas, palabras sutiles y un sinfín de matices y recovecos que no sólo harán de los jóvenes mejores lectores sino también, personas de ingenio más desarrollado. Este será el momento para leer a Cornelia Funke (Mundo de Tinta), Christopher Paolini (Eragon), Edgar Allan Poe (crímenes de la Calle Morgue), Herman Melville (Moby Dick), Arthur Conan Doyle (Sherlock Holmes)...  incluso a H.PLovecraft (mitos de Ctuluh) y disfrutarlos como como aventuras inmersivas y verdaderos espectáculos mentales. 

Si sobreviven a la prueba anterior, alrededor de la veintena de años será propicio entrar en temas complejos, que incluyen la política, la historia, los vicios y las virtudes humanas. No se trata ya de desarrollar habilidades lectoras o un lenguaje más rico, sino de comenzar a en la reflexión de lo humano, lo divino, lo real y lo ideal. Qué tal un poco de Gabriel García Márquez... por ejemplo, Relato de un Naúfrago o El coronel no tiene quién le escriba. O los cuentos de Julio Cortázar... si el apetito lector es voraz, es el momento perfecto para Rayuela. Para los valientes la mejor recomendación es Pedro Páramo de Juan Rulfo o Aura de Carlos Fuentes.

Para los amentes de la fantasía Cornelia Funke (Mundo de Tinta) y Peter S. Beagle (el último Unicornio) han escrito páginas insuperables e inolvidables, mientras que quienes se interesen en la ficción hallarán a sus mejores cómplices en Isaac Asimov (Yo Robot) y William Gibson (Neuromante). 

Dilemas morales más complejos, para formar el carácter, se hallarán en las obras de Dashiel Hammet (El halcón Maltés) y Mario Puzo (El Padrino). La sensibilidad se agudizará al máximo con el genial Boris Vian (El lobo Hombre), aunque muchos quizá terminen con los pelos de punta. Pero lo mismo ocurrirá con quien se aventure en los libros de Alexandre Dumas (Los tres Mosqueteros), Emile Zolá (Naná), Sam Savage (Firmin) o Arturo Pérez-Reverte y su valiente, pero atormentado Capitán Alatriste. Sin embargo,  hablamos ya de jóvenes adultos, en la veintena de años, quienes pueden leer a Umberto Eco (El péndulo de Foucault) y disfrutar sus laberínticas intrigas, viajar y asombrarse con el retro-futurismo de Neal Stephenson (Criptonomicón), reir y pensar (todo de la manera más intensa) con Douglas Adams (Guía del autoestopista Galáctico). 

Todos y cada uno de estos autores y los libros que he mencionado pueden ser leídos y gozados a cualquier edad. Los padres primerizos en la lectura se engancharán con Las brujas, el Increíble señor Fox, o los Cuentos en Verso para niños perversos de Roal Dahl. Harry Potter o Lemony Snicket's darán tema de conversación en la mesa familiar. Cortázar ayudará a los muchachos para acercarse a las chicas, mientras que Anne Rice o Jane Austen pondrán a las muchachas en guardia, pero sin histeria. 

Los padres deberán decidir si los libros de vampiros, así sean para niños, son adecuados para sus hijos y la única manera de saber sin prejuicios estúpidos, es leer esos libros. Con un poco de suerte, ellos también descubrirán la lectura, o al menos averigurán por ellos mismo qué es lo que sus hijos leen. 

Nosferatu no liga y lee crepúsculoLos jóvenes tendrán respeto para los padres que conozcan los dilemas de Bella y Eduard es necesaria, también puede ser apreciada y hasta agradecida alguna observación acerca de la astucia de  Katniss Everdeen (Juegos del Hambre), el valor de Eragon (Eragon) o la confianza de Lengua de Brujo (Mundo de tinta).

Por cierto, lo mismo vale para los videojuegos y las películas. No se trata solamente de mirar títulos y carátulas. ¿Es Super Mario Galaxy un buen videojuego o simple entretenimeinto vano? ¿Y si Wii Party nos regala horas inolvidables de entrenetimiento familiar? ¿Es sano o insano que jueguen Need for Speed? ¿Call of Duty enseña historia y moral o solo entretiene? ¿Que hay de Resident Evil? ¿Tienen los padres una remota idea de las imágenes que sus hijos hallaran en God of War? ¿Saben que la saga de Zelda está repleta de rompecabezas, acertijos y retos a la habilidad, la inteligencia y la paciencia? 

¿Acompañarán a sus hijos o los dejarán hacer esos viajes en solitario? Ahí hay monstruos, piratas, ángeles y genios. ¿Que valores elegirán los jóvenes?

¿Así? ¿O lo quieren más claro? 
Atte: Lestat - Damned Souls




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