I. ¿Cómo empezó la fiesta?
La fiesta de San Valentín tiene origen en las Lupercales, (en honor a Luperco, Dios de la fertilidad) celebraciones destinadas a atraer la fecundidad sobre las mujeres. Una vez cristianizada Roma, el Papa Gelasio I las prohibió en el año 494. Sin embargo, tal como ocurrió con otras fiestas, el espíritu de la fiesta pagana no desapareció y en su lugar se adaptó a las nuevas condiciones.
No fue difícil transformar las lupercales en la fiesta de San Valentín, a quien los cristianos del Imperio Romano recodaban cada 14 de febrero, pues ese día, en el año 270 fue azotado y después decapitado por haber casado a decenas de parejas, "desobedeciendo así las órdenes del emperador Claudio II, quien le había prohibido celebrar estas ceremonias" porque se consideraba que los soldados solteros se comprometían mejor con la milicia y tenían menos ataduras.
La celebración de San Valentín entre los enamorados continuó durante varios siglos. Durante la edad media y el renacimiento, se consilidó la costumbre de intercambiar cartas entre esposos o prometidos ese día. La tarjeta de San Valentín más antigua es una carta que Carlos I, Duque de Orleans dirigió a su esposa mientras estaba preso en la Torre de Londres en 1415 y firmó como "tu Valentín".
La celebración de San Valentín es, por lo tanto, muy anterior a la mercadotecnia barata de chocolates, globos de corazón, restaurantes y hoteles de paso.
II. El Presente
Precisamente, de acuerdo con un portal especializado, los regalos más vendidos con motivo del Día de San Valentín, son las flores, principalmente las rosas rojas, seguidas del chocolate y en tercer lugar, los peluches. El 15% de las mujeres se envía flores a sí mismas, principalmente, a su trabajo y lo hacen para demostrar a sus compañeros que tienen algún pretendiente. Otras, simplemente, para alegrarse el día.
Hay otras estadísticas interesantes: según Durex, las ventas de preservativos durante esta celebración aumenta entre un 20 y un 30% y marzo es el mes en el que más test de embarazos se venden.
III. El Lado Oscuro del día del amor
La misma publicidad que invita a reservar la cena romántica, regalar una tarjeta y acompañarla con una caja de chocolates, desata los estados depresivos de quienes no tienen a quién regalar, de quién recibir un obsequio o con quién compartir ese día.

Para quienes tienen pareja lo mejor y más elegante es, siempre, evitar las aglomeraciones que provoca gente sin imaginación y celebrar el amor, la pareja y la alegría de tener a quien apapachar todos los otros días del año.
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