"Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás." Génesis 3:19
El origen de la Pascua tiene origen en la Pascua judía, que celebra la liberación del pueblo de Israel de Egipto. Los primeros cristianos fueron judíos, por lo que conservaron esta, que es la festividad más importante del judaísmo, aunque más tarde, en el Concilio de Nicea (año 325) la Pascua cristiana fue separada de la Pascua judía.
A pesar de la separación hay un simbolismo profundo que mantiene unidas a la celebración cristiana y judía. Ambas conmemoran la liberación de un pueblo; los judíos celebran la liberación de Egipto mientras los cristianos conmemoran la liberación del reino del pecado. La Pascua judía en la ley mosaica concluye con el sacrificio de un cordero cuya sangre limpia los pecados de la comunidad, mientras que el cristianismo considera que el sacrificio de Jesús (crucifixión) el símbolo del cordero que muere para lavar los pecados de la humanidad.

El sacrificio del Cordero (Jesús de Nazareth) para redimir los pecados de la humanidad tiene un significado profundo, pues se trata del sacrificio de un inocente que libera a los culpables. La Iglesia Católica propone la cuaresma como un periodo de reflexión sobre este acto de amor y penitencia, para conmemorarlo de manera decorosa y respetuosa. El antiguo testamento dice que Jonás anunció la destrucción de Nínive (ciudad de pecado) con 40 días de anticipación. El pueblo guiado por Moisés peregrinó durante 40 años por el desierto. El nuevo testamento señala que Jesús oró y ayunó durante 40 días en el desierto antes de ser tentado y vencer a Satanás.
A los teólogos católicos, les gusta usar la palabra "prefiguración" para señalar que algún acontecimiento del Nuevo testamento es anticipado por uno del Antiguo. Así, los cuarenta días de reflexión y penitencia que dura la Cuaresma pueden representar 40 días antes de la destrucción del reino del pecado, los 40 años de penitencia que los hebreos debieron pasar antes de merecer el acceso a la Tierra prometida y los 40 días de oración y preparación a los que se sometió Jesús.
El cualquier caso, los 40 días de la cuaresma tienen un significado que merece ser recuperado y comprendido, tanto por cristianos como por no cristianos. Son 40 días de recogimiento, no de tristeza, 40 días de reflexión, no de azotes y cilicios. 40 días que comienzan con una reflexión sobre la brevedad de la vida humana, la vacuidad de pensar sólo en la vanidad, y concluyen con la celebración del ser humano como algo que merece ser redimido, ya sea por su fe, sus obras, su esperanza o sus virtudes.
El beneficiario de la liberación que celebra la Pascua Cada es ser humano como individuo y no la humanidad como ente abstracto. Desde una perspectiva cristiana somos sólo polvo, pero desde un enfoque no cristiano, de polvo están hechas las estrellas y muchos granos de polvo unidos pueden formar una roca, una playa o un continente.
Así, el significado genuino, profundo y valioso de la cuaresma es la reflexión sobre el ser humano y su relación con lo que está más allá y por encima de uno mismo. Para los cristianos, es recordar la pequeñez humana frente a lo divino y la grandeza de ser amado de manera individua por Dios .
Es importante, por lo tanto separar la celebración auténtica de la cuaresma de algunas supersticiones. La abstinencia de algunos alimentos tiene un carácter penitencial y ceremonial. El ayuno de la cuaresma es un ayuno eucarístico, como el que hacen los católicos horas antes de recibir la comunión.

Las reglas acerca de los alimentos durante la cuaresma se remontan al medioevo. Se evita comer carne porque durante la Edad media y el Renacimiento se consideraba que este era el alimento más completo, saludable y suculento. Comer carne todo el año era además un privilegio de los nobles, que tenían corrales y cotos de caza a su disposición; para los pobres del siglo XIII como para los del siglo XXI la carne es un lujo que se reserva para las fiestas.
De tal manera, el sentido penitencial de la alimentación de cuaresma no se refiere a una prohibición expresa de la carne, sino de alimentos que colmen y deleiten. es penitente quien se abstiene de comer en exceso o de comer cosas que le agradan. No es penitente quien evita la carne pero se atiborra la panza de mariscos, pastas y pasteles. Podría ser más penitente alguien a quien no le gusta la carne de vaca y come un filete, que quien disfruta un salmón asado durante cuaresma.
Para quienes desean recuperar el sentido original y genuino de la cuaresma lo ideal sería hacer alimentos ligeros, independientemente de su origen animal, vegetal o marino. Evitar la saciedad y la sobrealimentación. Abstenerse de los postres y las bebidas alcohólicas.
Por ese camino además de una cuaresma realmente cristiana daríamos los primeros pasos para tener una población más saludable.
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