Encuentro en los brigth varios de los errores que ellos critican en los movimientos religiosos: vanidad, arrogancia, ignorancia, vaguedad y ambigüedad, sin dejar atrás la intolerancia... explicaré por qué lo pienso así, pero comienzo con la afirmación de que el movimiento brigth me parece poco brillante y menos aún, luminoso.


Bien, pues el término brigth se aproxima un poco a esas buenas conciencias que llaman a las cárceles "centros de reinserción social" y a los ancianos "adultos en plenitud": no ayudan a resolver el problema, ni mejoran la percepción social sobre el mismo.

Aquí hay más que vanidad (igual pudieron autonombrarse "movimiento smart" o "movimiento handsome"); hay arrogancia; del mismo tipo de arrogancia que practican algunas personas religiosas, cuando pretenden que fuera de la religión no hay moral, o que las personas que no practican una religión, o su religión en particular, son inmorales, viciosas, poco exitosas, tristes y sumergidas en una existencia vacía, aburrida y sin sentido. Los brigth pretenden que las personas espirituales, religiosas o místicas son invariablemente estúpidas, ignorantes, iletradas y supersticiosas.
En esa manera de oponer su visión del mundo, como la única correcta, hay una intolerancia que no se distingue mucho de la que existe en las teocracias que ellos combaten y denuncian: la inquisición castigó a quienes diferían, pero no olvidemos que también lo hizo el régimen soviético; que tanto en nombre de la fe como en nombre del ateísmo se cometieron crímenes y que lo importante de la historia no es arrojársela a los demás al rostro, sino para evitar repetirla.
Así pues, en la palabra brigth también hay ignorancia. Así como hay personas religiosas que ignoran que fuera de su fe particular existen valores universales, los brights parecen ignorar las aportaciones de distintas religiones a la cultura universal, a las artes y a la ciencia.
Peor aún, pretenden resolver su vida y su identidad a través de un atajo: como si declararse brigths fuera un certificado de inteligencia (lo mismo que declararse religioso no es un sinónimo de conducta irreprochable, o tener un título universitario no es sinónimo de competencia). Creedme, conozco personas que pretenden ser buenas sólo por que tienen una religión, ateos que se declaran tales sólo para convencer al mundo y a ellos mismos que son bien inteligentes (sin serlo) y personas con dos o tres posgrados que parecen haber conseguido más con sobornos que con esfuerzo o talento: natura non da, Salamanca non presta.
El brigth es además, un movimiento injusto de varias maneras: Es injusto al negar que en los ámbitos religiosos del siglo XXI hay profesionales altamente competentes y actualizados, que ejercen profesiones científicas y humanísticas unas veces de manera independiente de su religión y otras de manera complementaria, además de que existen algunos esfuerzos, unos muy serios y otros ridículos, por ejercer la ciencia sin excluir la fe.
Finalmente, ignoran todo el dolor que ha generado a la humanidad pretender el monopolio de la razón. La ciencia necesita razones, no verdades y el movimiento brigth se acerca mucho, cada vez más, a un movimiento defensor de verdades supremas, evidentes e incuestionables.
La fe no puede defenderse con el potro, pero tampoco la razón con el gulag.
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