¿Qué es una buena película de
terror? ¿La que asusta? ¿La que es confeccionada con esmero y virtuosismo? ¿La
que muestra sangre y tripas? ¿La que muestra fantasmas, demonios y monstruos?
Pienso que una buena película de
terror es aquélla que no puede ser ignorada. La que se convierte en tema de
conversación. La que aporta frases e imágenes a la cultura popular. La que
llega para quedarse. Quienes desdeñan el cine de terror simplemente no lo
conocen. Para conocerlo hay que mirarlo.
En la lista que planteo a continuación,
no pretendo hacer una lista de las mejores o más representativas, aunque sí
trato de abarcar la mayoría de subgéneros. Elegí películas que me parecen
accesibles, sencillas y al mismo tiempo, atractivas para acercar a cualquier
persona, de manera que pueda apreciar sus cualidades y con algo de suerte
quedar enganchada.
1. Vampiros.
Drácula (Francis Ford Coppola, 1992)
Los vampiros eran una oscura
leyenda de Europa oriental hasta que Bram Stocker, los transformó en un mito
universal, con su novela Drácula de
1897. Drácula una historia de aventuras y romances que resultan alterado por un
presencia sobrenatural, maligna y al mismo tiempo trágica.
La película de 1992 permanece
fiel a la novela de Stocker; con pocos trazos pinta personajes más complejos e
intensos de lo que aparentan sus plácidas vidas, los coloca ante un fenómeno
extraordinario, inhumano, peligroso y atrayente. Pero Francos Ford Coppola no
se conformó con hacer un magnífico homenaje a la primera gran novela de
vampiros, también rinde honores a películas clásicas como Nosferatu, de Murnau, la primera película del género.
Drácula es recomendable por
muchas razones, pero como primer acercamiento al género, por presentar al mito
del vampiro en todo su esplendor: el vampiro es un depredador, en el sentido
más literal, es un ente maldito, un monstruo al que hay que temer, aunque a
simple vista se presente como un príncipe transilvano, una stripper o un trotamundos.
Bajo la piel de Lestat, siempre... siempre acecha Marlow.
2. Gótico.
Los Otros (Alejandro Amenábar, 2004)
Parece un drama familiar, un
relato sobre la neurosis, una fábula sobre el sufrimiento de los civiles
durante la guerra, en algún momento, hasta un cuento moral... pero los Otros es una historia gótica en su
sentido más puro:
Un escenario (casa, bosque, castillo,
trinchera, cueva) que plantea la situación y se constituye, al mismo tiempo, en
refugio y amenaza; un conflicto que confunde al espectador y sólo al final se
revela si es psicológico, moral o sobrenatural, un conjunto de acontecimiento
que pueden, o no, tener explicación lógica...
El atractivo de las historias
góticas es que desconciertan, muestran la debilidad de la lógica humana, los
estrechos límites de la cordura, las frágiles fronteras de la naturaleza y sus
leyes... Los Otros es una pintura de
notas cálidas y claroscuros; una delicada pieza de música interpretada con
viola y clavecín, una historia sobre la locura y la cordura, lo difícil que es
reconocerlas, lo fácil que es creer en ellas como dos cosas separadas.
3. Fantasmas
Sexto Sentido (M. Night Shyamalan, 1999)
Las reglas del género gótico
están desarrolladas con eficacia, pero con sutileza en Sexto Sentido. También las reglas del género de fantasmas. El
fantasma es un espíritu con asuntos pendientes; parece fácil, pero casi todas
las historias que lo intentan fracasan, porque para asustar, el fantasma debe
estar en la mente del espectador antes que en la pantalla, es necesario que sea
presentido, creído o, por lo menos, pensado como algo verosímil en la lógica de
la historia, mucho antes de mostrarlo.
Precisamente, el fantasma es
aterrador porque es invisible. Puede pasar por una persona
normal o puede acechar desde las sobras, en el armario, debajo de la cama o detrás de un espejo. Como los asesinos y criminales que basan su éxito en pasar desapercibidos, el éxito del fantasma es ser inquietante sin parecerlo.
normal o puede acechar desde las sobras, en el armario, debajo de la cama o detrás de un espejo. Como los asesinos y criminales que basan su éxito en pasar desapercibidos, el éxito del fantasma es ser inquietante sin parecerlo.
Sexto
Sentido no inventa cosas
nuevas, aprovecha los mitos populares sobre fantasmas para desarrollar su
historia y los integra a una historia familiar, con personajes entrañables y
situaciones cotidianas; ahí coloca lo sobrenatural y lo plantea de forma tan
natural que lo hace sentir más próximo, más aterrador, más doloroso y tal vez,
más esperanzador.
4. Monstruos.
Alien (Ridley Scott, 1979)
Para dar miedo, un monstruo no necesita
ser sobrenatural. Basta con ser asombroso e invariablemente, cruel. Son
monstruos, los dinosaurios de Parque Jurásico, la críptidos de Tremors y los animales anormalmente
grandes de Alligator o Jaws. Para creer en el monstruo no hace
falta creer en la inmortalidad del alma, sólo en las mutaciones, la pirámide
alimenticia y la selección natural.
En la cima de la pirámide está el
depredador perfecto, el Alien que lo mismo puede atacarnos como un parásito que
como un cazador. Este depredador, además, está encerrado con nosotros, nos
acecha desde las sombras, es inteligente y parece que le gusta el sabor de la
carne humana. Una historia gótica, una se fantasmas, una de asesinos y una de
bestias depredadoras... para poner las cosas más interesantes, agreguemos
testosterona, chicas guapas, naves espaciales y robots. Podían agregar un
número musical y todavía no resultaría excesiva.
5. Slasher.
Pesadilla en la Calle Elm (Wes Craven, 1984)
El desprestigio del género
terrorífico en el cine proviene del subgénero Slasher, aunque de ahí provienen
también algunas películas extraordinarias. La premisa del Slasher es simple: un
psicópata persigue u da cacería, uno por uno, a un grupo de jóvenes. Las
muertes son sangrientas y dolorosas, con cuchillas o herramientas cortantes; el
aplastamiento y la incineración se admiten, pero no las armas de fuego. El
psicópata no carece de justificación, pero sí de escrúpulos, de sentido de la
justicia y de empatía. Mata porque está seguro que es su deber (como cualquier
dictador).
El género tiene otras
características que lo hacen atractivo como diversión veraniega y actividad de
fin de semana entre amigos: se puede apostar quién morirá primero, quién
sobrevivirá y cuál es la identidad del asesino (cuando está enmascarado); se
puede aceptar también quién estará en la escena de ducha, quien se romperá el
tobillo al correr por el jardín y quién cometerá la estupidez de huir del
asesino encerrándose en un baño. Así de predecibles pueden ser las películas
Slasher... a menos que tengan ingeniosas vueltas de tuerca como Se lo que
hicieron el verano pasado o la magistral Cabañaen el Bosque.
Porque a veces pueden ser
magistrales, y es el caso de Pesadilla en
la Calle Elm. El asesino es un monstruo, o un fantasma, o una idea... y nos
persigue en la realidad, o fuera de ella, o en nuestros sueños... y nos ataca
con sus cuchillas, o nuestros pecados, o nuestros temores... porque estamos
encerrados con él en nuestra habitación, o nuestra mente, o la suya... y eso
nos provoca confusión, o repulsión, o pesadillas...
6. Demencia.
El Resplandor (Stanley Kubrik, 1980)
Otras películas desarrollan
aterradoras historias de locura sin elementos sobrenaturales; por ejemplo, el
género slasher es sobre asesinos dementes, familias dementes... también hay un
subgénero sobre asesinos seriales y psicópatas dentro del género policial. Pero
el Mérito de El Resplandor es que, a
través del método narrativo del cine gótico, presenta bastantes elementos
novedosos para contar una historia distinta e introducirnos en una mente que
está enfermando.
Son tantas las novelas de Stephen
King que han sido adaptadas para la pantalla grande, que casi podría
considerarse un subgénero aparte; por desgracia pocas adaptaciones son tan
brillantes como Carrie, Christine, Silver Bullet o El Resplandor
(The Shining). El error más frecuente
es hacer películas narrativas, que descuidan el preciso desarrollo de King,
acerca de las ideas, temores, decisiones y manías de los personajes, que son
elementos clave para comprender la presencia sobrenatural en sus obras. Stephen
King mete lo sobrenatural en la mente el lector a través de la mente de los
personajes; identificar el truco y plasmarlo en la película fue decisivo para
afortunada adaptación de El Resplandor.
El resultado es una película
desmesurada. El hotel es un escenario hostil, sus secretos son inquietantes, lo
sobrenatural acecha y la demencia transforma a las personas en el brazo
ejecutor de una maldad que no tiene cuerpo, aunque sí tiene forma, voz e
imágenes, tan perturbadoras y efectivas que son referencias en la cultura
popular.
7. Maldiciones.
Muerte Maldita (Sam Raimi, 1981)
Una cabaña y un grupo de jóvenes.
Con esos ingredientes de puede hacer lo mismo una película slasher que una
porno; una chick flick, una comedia estudiantil, un drama de superación o hasta
una soporífera película con pretensiones intelectualoides. Con tan básicos
ingredientes, Sam Raimi hizo una de las películas más memorables y
financieramente rentables de todos los tiempos.
Las películas de maldiciones
tienen una lógica propia: la maldición a veces proviene de
alguien que murió de manera trágica, cae sobre una persona que con frecuencia es inocente y permanece viva, o latente, a través de un objeto como un collar, una casa, ropa o un ídolo. No es raro que la maldición sea eliminada a través de un ritual, un sacrificio o un exorcismo.
alguien que murió de manera trágica, cae sobre una persona que con frecuencia es inocente y permanece viva, o latente, a través de un objeto como un collar, una casa, ropa o un ídolo. No es raro que la maldición sea eliminada a través de un ritual, un sacrificio o un exorcismo.
En Evil Dead hay víctimas inocentes y vehículo de la maldición (una
grabación), pero el origen no es un hechicero, un caballero o una persona que
muere injustamente; el origen de ese mal es el mal mismo: los seres antiguos y
primordiales que moran en los abismos, las creaciones del mismísimo H.P.
Lovecraft. Contra eso deben luchar los jóvenes en la cabaña y no tienen cerca
un exorcista... ni a Constantine o Hellboy… pero tienen a Ash.
8. Hombres Lobo.
Bala de Plata
(Daniel Attias, 1985)
El temor a los depredadores y la
fragilidad de las víctimas, son tema central en el cine de terror. El
licántropo clásico se remonta viejos mitos de Francia e Italia que tienen
raíces en leyendas romanas; en aquéllas historias, su condición es
sencillamente una maldición: no pertenece a los hombres ni a las bestias; no
puede tener amigos ni familia; no obtiene inmortalidad ni juventud eternas. Es víctima
y depredador al mismo tiempo.
El cine se ha encargado de dar
profundidad al mito: el licántropo moderno vive en grupos y obtiene ciertas
ventajas de su condición, pero casi nunca llega a convertirse en un héroe y los
tintes románticos, cuando los hay, provienen más de la tragedia que del
heroísmo. Ser una bestia nunca es cool.
Basada en una excelente novela
corta de Stephen King (El ciclo del
hombre lobo), Bala de Plata es
una película simple y directa, que plantea la presencia de un licántropo desde
el punto de vista de sus víctimas: La incredulidad, la negación, la sospecha,
el miedo y la dolorosa certeza de que nadie que ve a un hombre lobo vive para
contarlo.
9. Exorcismos.
El Exorcista
(William Friedklin, 1973)
Si existe el Diablo, también Dios
debe existir. La posesión es un medio para que los hombres comprueben lo
sobrenatural y reflexionen al respecto. Los casos de posesión están presentes
en los archivos episcopales y policiacos de los siglos XX y XXI… algo ha de
haber ahí…
El debate acerca de la veracidad
de la posesión satánica; si es una enfermedad mental o
un verdadero hecho sobrenatural; la discusión sobre las evidencias, el análisis de los fenómenos asociados y su comprobación o falsación. La reflexión acerca de la existencia del diablo como un ser sobrenatural, un mito, una metáfora, una abstracción o una simple superstición. La posible demostración de lo sobrenatural, como una prueba todo lo que la ciencia aún desconoce… Las películas sobre exorcismos suelen estar repletas de cavilaciones, discusiones, análisis y casi siempre carecen de sentido del humor.
un verdadero hecho sobrenatural; la discusión sobre las evidencias, el análisis de los fenómenos asociados y su comprobación o falsación. La reflexión acerca de la existencia del diablo como un ser sobrenatural, un mito, una metáfora, una abstracción o una simple superstición. La posible demostración de lo sobrenatural, como una prueba todo lo que la ciencia aún desconoce… Las películas sobre exorcismos suelen estar repletas de cavilaciones, discusiones, análisis y casi siempre carecen de sentido del humor.
Peter Blatty hizo la tarea cuando
investigó y se documentó para escribir su libro El Exorcista, que fue llevado a la pantalla en 1973. Lo que se ve
en la pantalla es lo que lleva a las familias de ciertos pacientes psiquiátricos
a acudir a un exorcista, así que no importa si son casos de locura o de
verdadera posesión, ahí hay razones para sentir miedo. Por algo la gente salía
corriendo de las salas cuando se estrenó hace cuatro décadas.
10. Zombies
El Amanecer de los Muertos (Zack Snyder, 2004)
A pesar de su origen en la magia
vudú, los zombies no necesitan una intervención sobrenatural para existir: en
la década de 1980 el científico Wade Davis analizó el fenómeno y descubrió que
un preparado que tenía como base el veneno del pez globo producía una inconciencia
que podía confundirse con la muerte y, al cabo de algunos días, la víctima
despertaba para quedar en un estado enajenación mental. Dos décadas después, el
fenómeno fue revisado Roland Littlewood y Chavannes Douyón, quienes llegaron a
conclusiones similares: con o sin magia, en Haití hay personas a las que
deliberadamente se ha provocado un daño cerebral para transformarlos en seres
enajenados y obedientes… el sueño de cualquier político, como de hecho hizo Ferdinand
Marcos con sus críticos.
A partir de esa premisa, el cine ha
explorado otras posibilidades, no sin el aval de la ciencia médica: una mutación del virus de la rabia, una mutación
provocada por experimentos clandestinos o por guerra química; una bacteria
desconocida… el siguiente paso ha sido analizar los alcances de la epidemia; de
lo local a lo global, sus implicaciones y daños colaterales. El cine de zombis
es apocalíptico, pero también rico en ideas: los zombis dan para la comedia familiar, humor negro, romance, acción épica, guerra, road movie o comentario político.
El
Amanecer de los Muertos
es el excelente remake de la excelente película de 1978 (Dirigida por George A.Romero, el creador del Zombie cinematográfico) y tiene un poco de todo: tensión psicológica, romance, humor negro,
comentario social, crítica política… todo con el impactante estilo visual que caracteriza
a Zack Snyder.
11. Magia Negra
La Bruja: Una Leyenda de Nueva
Inglaterra (Robert Eggers, 2015)
Las historias de brujas son universales. No importa el país
ni la región. Cuando sirven al lado oscuro, las brujas arruinan las cosechas,
enferman al ganado y se roban a los niños. Son portadoras de enfermedad,
discordia y miseria. Por eso los monarcas de toda Europa las persiguieron
durante siglos; no importa si su magia era auténtica o no: el temor hacia ellas
era muy real.
El arquetipo es un atajo que usa el cine para plantear su
historia de manera más práctica
y concisa. La Bruja los aprovecha sabiamente para establecer sus premisas y más tarde, para dar algunos giros y sorpresas. Como en el mejor cine gótico, da protagonismo al espacio en el que se mueven los personajes. Como en las buenas historias de terror, crea una tensión psicológica a partir de lo que el espectador sabe, lo que ha escuchado y lo que ha leído.
y concisa. La Bruja los aprovecha sabiamente para establecer sus premisas y más tarde, para dar algunos giros y sorpresas. Como en el mejor cine gótico, da protagonismo al espacio en el que se mueven los personajes. Como en las buenas historias de terror, crea una tensión psicológica a partir de lo que el espectador sabe, lo que ha escuchado y lo que ha leído.
En La Bruja se discute
sobre la existencia de Dios, la naturaleza humana y el pecado. Hay violencia,
hay humor, hay sangre, y hay una presencia que acerca a los personajes desde la
mente del espectador; toma recursos de otros subgéneros sin estridencias ni
trucos baratos. La Bruja nos recuerda que el cine, sin importar el género, es
arte.
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