martes, 30 de julio de 2013
Infografía: El Cancer, factores de riesgo, síntomas y prevención.
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Músicos poetas y locos I. Arturo Meza
Al Cronopio menor,
que puso en mis manos los libros del Cronopio mayor.
El loco es el primero y el último de los Arcanos mayores. Representa el comienzo del camino espiritual el candor y la ignorancia iniciales, pero también el final, el regreso a la inocencia y la liberación de lo material.
Fullcanelli afirma que la fiesta medieval de los locos también también era llamada la fiesta de los sabios y encuentra en ella un profundo sentido alegórico, relacionado con el proceso alquímico tallado en los muros de las catedrales para quien desea y sabe leerlo. Hieronimus Bosch (El Bosco) y Francisco de Goya también mostraron que en la inocencia hay sabiduría y mientras el saber puede estar repleto de necedad.
Como un loco, o quizá como un santo vivió el filósofo Diógenes de Sinope, a quien sus contemporáneos llamaron perro (kyon) para insultarlo, pero él adoptó con orgullo ese nombre (kynico=canino) y ensalzó las virtudes caninas de indiferencia frente a las cosas vanas, valor para defender aquello que ama (en su caso el saber), desenfado para expresarse y astucia para distinguir entre los amigos y los enemigos. El noveno arcano presenta una imagen similar a Diógenes, el Ermitaño, que representa las ventajas y las desventajas de la vida ascética: la iluminación, la concentración y el entendimiento en soledad, pero al mismo tiempo el retraimiento, la timidez, la desconfianza hacia el mundo.
En suma, la virtud es renuncia a todo menos a la virtud. La virtud es esfuerzo y vigilia, pues quien aspira al saber corre el riesgo de llegar a creer que alcanzó el conocimiento y caer así en la soberbia y la ignorancia. De tal manera, la virtud, es renuncia. El verdadero filósofo renuncia a los honores. El verdadero poeta renuncia a los placeres. El verdadero loco renuncia a su propia inocencia. Porque no basta con ser loco, ni con ser santo, es necesario ponerse a prueba, pulirse y perfeccionarse para obtener el oro espiritual del que habla Fulcanelli.
Pero hay algo más. Fulcanelli también sugiere a veces podemos estar ante una roca que parece plomo, pero es algo muy distinto. Algunas veces el poeta, el místico y el loco son una misma persona.
Era un adolescente cuando escuché por primera vez a Arturo Meza, músico y poeta michoacano nacido en 1956, respetado en los círculos y espíritus marginales. En el primer disco suyo que conseguí (Para un Compa, 1990) encontré arreglos musicales relativamente simples, que enmarcaban letras engañosamente sencillas.
Al escuchar con atención a Arturo Meza se despliega un universo peculiar. Las letras cargadas de simbolismo dibujan escenarios, imágenes, ideas, paisajes y colores. Algunas canciones hacen pensar en los profetas del Antiguo Testamento, los ascetas que vivían sobre una columna o los frailes que vagaban poco antes del año 1000 anunciando el próximo fin del mundo. Otras veces invitan a soñar con la pálidas mujeres de Rossetti, las escenas de Klimt o el tono legendario de Waterhouse. La fusión de lo moderno y lo antiguo de Amano. De vez en cuando el simbolismo de Meza llega a cargarse tanto que las imágenes se tornan surrealistas.
Los arreglos y las melodías refuerzan esa impresión. Cuerdas, vientos y contrapuntos melódicos transcurren con la serena alegría de una balada renacentista. La mezcla de temas místicos, morales y amorosos, la idealización de la mujer, de la mujer concreta que ríe con la boca y la mirada, los aromas del campo, el cielo y la piel... todo ayuda a que, al menos en sus canciones más lograda, uno se sienta irremediablemente medieval.
En varias de esas canciones los temas heroicos y míticos están presentes. Ondinas, magos, unicornios, musas, apóstoles y soldados. El Rey Arturo reflexiona acerca del amor sacrificado por el deber. Luzbell llora en secreto por la gracia perdida. En otras el protagonista es el amor cortés, la dantesca Beatriz, la amante fiel que espera hasta la vejez y la muerte, las manos femeninas que son consuelo y abrigo.
Hay también un variado desfile de ángeles, amorosos, dolientes, virtuosos. Un fatal ángel de barro, un inalcanzable ángel de la soledad, un agorero ángel exterminador, un generoso ángel guardián, un profético ángel bastardo (esa canción me hace recordad a Real de Catorce).
Cuando se pone místico, Arturo Meza adopta una espiritualidad profética en el sentido antiguo. Más que anunciar el futuro, las letras místicas de Meza denuncian el vicio, la mentira, el hedonismo y la pereza. La música de Meza evoca las virtudes y de un cristianismo que se insinúa con frecuencia sin mostrarse de manera expresa. Imágenes de dolor, consuelo, renuncia, desolación y esperanza son frecuentes. Algunas frases frases de Meza podrían estar en los proverbios, otras en las flamígeras palabras de Habacuc, otras más en el melancólico y a la vez esperanzador libro de Oseas.
Sospecho que no es tan sencillo apreciar y tomar el gusto por la música de Arturo Meza. El profuso simbolismo, su religiosidad a medio camino entre el cristianismo y el gnosticismo, sus odas y baladas de amor cortés parecen sintonizar con humores particulares. De la misma manera que leer a Cortázar en la juventud nos deja una coraza de cronopio que impide a la madurez corromper del todo nuestros corazones y así como leer a Niestszche demasiado pronto o a Lovecraft demasiado tarde puede arruinar la experiencia, parece haber ciertos momentos de la vida en los que Arturo Meza puede ser un bálsamo o un fardo.
Tal vez los mejores momentos para escucharlo y soñar con su música sean cuando el espíritu está lleno de plomo, cuando uno necesita iniciar un nuevo recorrido, cuando los locos no parecen tan locos y los sabios no parecen tan sabios.
Arturo Meza es un loco, pero también es un profeta que hila complejos tapices con hilos de plata alquímica.
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jueves, 25 de julio de 2013
Eterut
Escuché esta canción hace muchos años. A veces suena en el fondo de los sueños. Anoche, por ejemplo.
Hay una mujer que siembra trigo
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
Hay una muchacha que se oculta
de las miradas de la gente
su fresco corazón me da para beber
su boca es la llama, su boca es la llama del infinito
Hay una mujer que me acaricia
tiene un sabor a eternidad
tiene en sus ojos laberintos de cristal
donde me pierdo, donde me pierdo por su amor
Hay una mujer que desde hace siglos
que le enciende cirios a mis sueños
y que me despierta en la agonía
de tierras lejanas, de tierras lejanas de la muerte
Hay una mujer que siembra trigo
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
Hay una muchacha que se oculta
de las miradas de la gente
su fresco corazón me da para beber
su boca es la llama, su boca es la llama del infinito
Hay una mujer que me acaricia
tiene un sabor a eternidad
tiene en sus ojos laberintos de cristal
donde me pierdo, donde me pierdo por su amor
Hay una mujer que desde hace siglos
que le enciende cirios a mis sueños
y que me despierta en la agonía
de tierras lejanas, de tierras lejanas de la muerte
Hay una mujer que siembra trigo
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
Arturo Meza
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miércoles, 24 de julio de 2013
¿Qué es el éxito? (según los exitosos)
1. PASIÓN
Thomas Freeman. “Estoy impulsado por mi pasión” Las personas de éxito actúan por amor y no por dinero. Carol Colleta nos dijo, “Yo pagaría a alguien por hacer lo que yo hago”. Lo curioso es que, si lo haces por amor, el dinero viene de todas maneras.
2. TRABAJO
Rupert Murdoch. Todo es trabajo duro, nada viene fácilmente, pero me he divertido bastante consiguiéndolo. ¡Sí! DIVERSIÓN, Las personas exitosas trabajan en aquello que les divierte, y trabajan muy duro para divertirse al máximo. No son adictos al trabajo, son amantes de su trabajo.
3. SER BUENO EN LO QUE HACES
Alex Garden. Para ser exitoso debes dedicarte a algo, y ser muy bueno en ello. No hay ninguna magia para ser el mejor, solo es practicar, practicar y practicar.
4. ENFOQUE
Norman Jewison. La clave está en enfocarse en una sola cosa. Mantenerse enfocado hasta conseguir los resultados deseados.
5. EMPUJARTE
David Gallo. Debes empujarte física y mentalmente. Debes empujarte, empujarte y empujarte, para superar la timidez las dudas y los miedos. Goldie Hawn dijo: Siempre tuve dudas y miedos, no ere lo suficientemente buena, no era lo suficientemente inteligente, no pensé que lo lograría… Nunca es fácil empujarse a uno mismo, ¡por eso se inventaron las madres!.
6. SERVIR A LOS DEMÁS
Sherwin Nuland. Ha sido un privilegio servir como doctor. Ahora muchos niños me dicen que quieren ser millonarios como yo. Y lo primero que les digo es, ok! pero no podéis serviros a vosotros mismos. Tenéis que servir a otras personas ofreciéndoles algo de valor. Por que de esa manera las personas se hacen ricas.
7. IDEAS
Bill Gates. Yo tuve una idea, fundar la primera compañía de programas para microcomputadoras, y creo que fue una buena idea. No hay magia en la creatividad en cuanto a las ideas se refiere. Se trata de hacer las cosas simples.
8. PERSISTENCIA
Joe Kraus. La persistencia es la clave número uno del éxito. Tienes que persistir al fracaso y al CRIP (las Críticas, el Rechazo, los Idiotas, y la Presión).
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martes, 23 de julio de 2013
Matrimonio y católicos
Estoy completamente a favor del permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.
El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos.
Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas.
También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por "el qué dirán" o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestrucuturadas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familas católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.
Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia.
Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente del que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: También estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos.
Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de "¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!".
Veo ese tipo de críticas y respondo: Si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor problabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.
Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitirseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción.
Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.
Este texto circula en Internet desde 2005. El autor original es Allan Psicobyte: http://www.psicobyte.com/articulo/matrimonio_y_catolicos
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viernes, 5 de julio de 2013
Francisco: Poeta, profeta y ahora Papa
El poeta (del griego poietes) es quien hace o crea algo. Del griego también viene la palabra profeta (profétes) que es el mensajero o portavoz de otro. En la tradición del pueblo de Israel el profeta era el portavoz de Dios, el instrumento para hablar a su pueblo.
Desde un punto de vista místico, la verdad se manifiesta a través de la voz del profeta. Desde una perspectiva racional, el profeta es un hombre lúcido, cuya inteligencia le permite ver más allá de los intereses, las pasiones y la corrección. Los profetas advirtieron a los habitantes de Judá e Israel que los reinos vecinos (Persia, Asiria) se hacían fuertes mientras las ciudades hebreas relajaban sus costumbres, abandonando la disciplina moral y religiosa que los había llevado a la prosperidad. Los profetas advirtieron a los reyes y nobles que su amor por el lujo los llevaría a perderlo, observaron en qué aliados se podía confiar y anunciaron los planes de expansión de los reinos vecinos.
Mas que ver el futuro, los profetas podían mirar hacia dónde los conducía su presente, de manera que, portadores o no de una revelación divina, la voz de los profetas era la de la inteligencia. El profeta de la antigüedad era un líder político, moral o religioso. Algunos, como Moisés y varios siglos después Mahoma fueron líderes del pueblo y portavoces divinos al mismo tiempo.
Mas que ver el futuro, los profetas podían mirar hacia dónde los conducía su presente, de manera que, portadores o no de una revelación divina, la voz de los profetas era la de la inteligencia. El profeta de la antigüedad era un líder político, moral o religioso. Algunos, como Moisés y varios siglos después Mahoma fueron líderes del pueblo y portavoces divinos al mismo tiempo.
La tradición profética no se perdió con la llegada del cristianismo, pero sí se transformó. Luego de que Constantino hizo al cristianismo religión oficial, éste adoptó mucho de la estructura, tradiciones, debilidades y vicios del Imperio. En la nueva y privilegiada situación, los ascetas (del griego askésis, que significa ejercicio) como Simón Estilita y Antonio Abad fueron la voz de la iluminación que enseñaba, advertía y vaticinaba. La vida ascética se convirtió en norma cuando se fundaron las órdenes religiosas. Ora et labora (reza y trabaja) fue la consigna de los monjes que, a través del ejercicio espiritual, intelectual y físico se convirtieron en creadores (poetas) constructores, mensajeros y salvaguardas del saber durante la Edad media.
Cuando el ejercicio y la disciplina llevaron a los monasterios a la prosperidad las costumbres se relajaron de y fue necesario contar con un nuevo profeta, Francisco de Asís, quien observó que el mensaje original corría el riesgo de ser olvidado nuevamente. Orar, ejercitarse y conocer podían ser caminos a la virtud o la perdición, si se ejercían con vanidad o como medios para obtener poder. Para alejar a los ascetas de la ambición Francisco promovió la humildad.
El mensaje de Francisco era visto con suspicacia en un tiempo en que la Iglesia gozaba de poder, riqueza y autoridad política, de manera especial tras los concilios de Tours y Letrán en donde fueron rechazadas y condenadas las doctrinas que cuestionaban el poder temporal de la Iglesia. A simple vista había bastante similitud entre los Albigenses (Cátaros) y la comunidad de predicadores, mendicantes (mendigos) y constructores de iglesias que encabezaba Francisco; al tiempo que entre aquéllos monjes harapientos y la majestad de los pontífices, ante los cuales se inclinaban los reyes había una abismal distancia.
Francisco de Asís fue un profeta en el sentido místico (a través de visiones y el don de los estigmas) pero también en el sentido laico, al observar los vicios que acechaban a los monasterios y proponer remedios concretos. Además, fue poeta.
En un mundo en el que el papel de la Iglesia frente al mundo y la legitimidad de su riqueza eran cuestionadas de manera continua y debatidas con ardor en los concilios, el Papa enfrentaba el dilema de reconocer o perseguir a ese grupo de ermitaños, agrupados alrededor de un joven que había renunciado a la riqueza familiar para restaurar templos con sus manos, vivir en los bosques y predicar a las aves.
La leyenda cuenta que Inocencio III se inclinó por reconocer la Orden de Francisco de Asís, llamada con humildad Hermanos menores por una revelación manifiesta a través de un sueño. En el sueño, Inocencio veía desplomarse a la Iglesia, pero una pequeña figura permanecía de pie y lograba sostenerla, luego crecía y conseguía mantener a la Iglesia en pie. Esa figura era Francisco.
Ya fuera mística o racional aquella visión, tuvo resultados positivos. La orden de Francisco daba un espacio institucional a los cristianos que creían en la parábola del camello y la aguja y veían con desconfianza el enriquecimiento, la vanidad y la arrogancia en la que muchos monjes, sacerdotes, obispos y cardenales habían caído. Para todos ellos la orden de Francisco era una alternativa que los apartaba de unirse a las herejías y los grupos cismáticos que recorrían Europa. Aquellos grupos pocos años más tarde se radicalizarían al grado de transformarse en ejércitos de saqueadores que fueron perseguidos hasta el exterminio.
Pero la orden de Francisco también ofreció flexibilidad. Con reglas menos rigurosas en lo formal que
las órdenes que seguían la regla de San Benito (Cluniacences), menos inclinados a la teología que la Orden de Predicadores (Dominicos) y definitivamente apartados de los vicios, codicia e ignorancia que eran reconocidos entre los clérigos seculares (sacerdotes de parroquia), los hermanos menores eran atractiva opción para los devotos de la edad media que aspiraban a una vida de ejercicio y práctica en las virtudes cristianas.
La flexibilidad, o generosidad de la orden también se hacía manifiesta en su apertura. Además de la orden regular de monjes, pronto contaron con una para mujeres (las hermanas clarisas, dirigidas por Clara de Montefalco, quien fue objeto de los galanteos de Francisco de Asís en su juventud y al igual que él renunció a los honores y la riqueza familiar) y una orden de terciarios, que admitía a matrimonios cristianos y les imponía una regla que permitía conciliar los deberes familiares y civiles con los ejercicios espirituales.
Así, la visión de Inocencio se hizo realidad a través del trabajo de un monje que, al proponer la humildad como freno a la vanidad y la codicia detuvo una parte de los excesos eclesiásticos y ofreció un espacio a los monjes, teólogos y cristianos que creían en la pobreza de la vida eclesiástica. Al hacerlo también redujo el crecimiento de los grupos místicos que de manera gradual se apartaban de la obediencia a la Iglesia y la ortodoxia. Con ello, abrió lugares de encuentro y trabajo a hombres, mujeres y matrimonios que, dentro de la orden se mantuvieron fieles a la Iglesia y al Papa. Cuando la Iglesia se derrumbaba, Francisco logró detener esa caída y refrescar la vida eclesiástica por muchos años más.
El nombre de Francisco que ha adoptado el cardenal Jorge Bergoglio no es casualidad. Como hombre culto e inteligente, sabe que la Iglesia enfrenta un nuevo derrumbe ante los distintos grupos que desde sus cimientos socavan la integridad de la institución para imponer sus intereses y conservar sus privilegios. El de los pederastas puede ser el escándalo más interesante para el público común, pero está lejos de ser el mayor de los problemas.
El propio Cardenal Bergoglio ha sido cuestionado por su papel durante una dictadura en la que arte de la jerarquía católica se alió con el poder político para preservar sus privilegios. Lo que se ha logrado documentar es que si no estuvo entre quienes enfrentaron a la dictadura de manera abierta, sí estuvo al menos entre quienes no la apoyaron y desde sus labores cotidianas hicieron algo para ayudar a la gente.
Pero esa inclinación al poder, a estar al lado de quienes pueden preservar los privilegios (Franco, Pinochet, Gualtieri), además de permitir más la cercanía de las familias ricas, las congregaciones prósperas y el beneficio económico es, en realidad, el mayor problema de la Iglesia. Pocos dentro de la institución lo han entendido así. Flaviano Amatulli es de esos pocos que han comprendido la necesidad de limpiar la Iglesia desde adentro, recuperar el sentido del trabajo, la humildad y la congruencia; rescatar el mensaje evangélico, revisar las estructuras de autoridad, administración, trabajo e ingresos dentro del cuerpo eclesiástico. El trabajo de Amatulli ha sido menospreciado dentro de la Iglesia, pero es probable que el Papa Francisco le de una nueva valoración.
Precisamente, al comprender cuál es el mayor de los problemas, el pontífice Francisco ha decidido hacer frente en el discurso y también en la práctica. La humildad no es solamente un gesto de buena voluntad, sino una actitud y un hábito que la Iglesia necesita recuperar para detener su caída. La visión de Inocencio III está igual de vigente hoy que hace 900 años: o reconocen y adoptan el Mensaje franciscano (humildad moral, intelectual, material) o nada podrá detener el derrumbe.
Adoptar la imagen de Francisco de Asís significa que el tiempo de asumir cualquier crítica como un ataque de gente inspirada por el demonio debe quedar atrás. La auto crítica es indispensable, así que las cosas sólo se resolverán si se tienen los oídos para atender los mensajes, la voz de los poetas y los profetas. Esto implica humildad, disposición al trabajo y la construcción, .
Pero hay algo más. Desde una perspectiva estrictamente laica y racional, en mensaje de Francisco también es esclarecedor: los líderes políticos son ineficaces, en gran parte por la comodidad y los privilegios que disfrutan.
El lujo adormece la mente de los líderes mundiales, los hace aferrarse a él antes que los principios, a la racionalidad y a la honestidad. Evitar el lujo, el derroche y la vanidad es el primer paso para comenzar a enderezar las cosas.
El lujo adormece la mente de los líderes mundiales, los hace aferrarse a él antes que los principios, a la racionalidad y a la honestidad. Evitar el lujo, el derroche y la vanidad es el primer paso para comenzar a enderezar las cosas.
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