Escuché esta canción hace muchos años. A veces suena en el fondo de los sueños. Anoche, por ejemplo.
Hay una mujer que siembra trigo
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
Hay una muchacha que se oculta
de las miradas de la gente
su fresco corazón me da para beber
su boca es la llama, su boca es la llama del infinito
Hay una mujer que me acaricia
tiene un sabor a eternidad
tiene en sus ojos laberintos de cristal
donde me pierdo, donde me pierdo por su amor
Hay una mujer que desde hace siglos
que le enciende cirios a mis sueños
y que me despierta en la agonía
de tierras lejanas, de tierras lejanas de la muerte
Hay una mujer que siembra trigo
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
Hay una muchacha que se oculta
de las miradas de la gente
su fresco corazón me da para beber
su boca es la llama, su boca es la llama del infinito
Hay una mujer que me acaricia
tiene un sabor a eternidad
tiene en sus ojos laberintos de cristal
donde me pierdo, donde me pierdo por su amor
Hay una mujer que desde hace siglos
que le enciende cirios a mis sueños
y que me despierta en la agonía
de tierras lejanas, de tierras lejanas de la muerte
Hay una mujer que siembra trigo
tiene un olor a mandarina
tiene en su pelo golondrinas de papel
y una tierna melodía en su voz
Arturo Meza
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