Tan lejos de tu vida y de la mía que mis recuerdos son historias prestadas. Tan ausente de mí, de ti, de todo, ausente de la risa, del silencio que lleno con esquivos telegramas, pues quiero ser ausencia del recuerdo, de memoria, distancia y esperanza. Ausente como estoy, de mi destino, mi presente, mi cuerpo, quiero arrojarme al fondo de esta muerte que decreté hace tiempo, cuando mi corazón podrido, mi cartera vacía y mis pasos sin destino y sentirme tan humano, tan desnudo de todo lo que no es sentir, vivir, odiarte y amarte una vez mas para sentir la vida tan sólo por un rato, hasta que en ese abrazo triste y doloroso me dejes ir de nuevo hacia el encuentro de ese oscuro lugar del que he venido, para asombrarme tanto ante el destello vibrante e infinito del momento en que los dioses y esas palabras tuyas me regalaron todo el universo.
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