México necesita traidores...
que amen más al país que a su partido,
más a su país que a su jefe,
más a su país que a su empleo.
México necesita traidores,
que denuncien a ese jefe que se queda con la mitad de su sueldo,
o con todo su sueldo y los manda a la calle a extorsionar comerciantes,
a espantar conductores, a levantar vendedoras de pan,
para ganar dinero.
México necesita traidores,
que sepan que tener un empleo no es un favor;
es un derecho que se gana con esfuerzo,
con aptitud y competencia.
México necesita traidores,
que no tengan miedo de perder el trabajo,
ni de ser acusados de problemáticos y traicioneros,
por negarse a contratar a esa empresa que cobra el doble
y tarda el triple de tiempo para entregar la obra,
los materiales y los bienes.
México necesita traidores,
que acepten la denuncia de ese traidor que puede demostrar
que su compañero vende plazas de trabajo o las renta,
que exige a los policías una parte del dinero que les obliga a extraer de las personas,
que recibe una comisión de ese grupo que vende droga,
que secuestra personas, que roba autos, que extorsiona negocios,
o los protege porque son de su familia.
México necesita traidores que reciban esas denuncias y las investiguen.
Que no las desechen o sobresean;
que las lleven las últimas consecuencias,
a sabiendas que el costo será alto:
pues perderán el empleo, y nadie los volverá a contratar, por traidores,
o tal vez los hagan ver morir a toda su familia...
México necesita traidores,
que aprueben las leyes para combatir la corrupción,
para vigilar a los jueces y castigar a los culpables,
para defender a los inocentes,
para que los trabajadores sean protegidos,
para que los médicos cobren por sanar, los maestros por enseñar y los policías por vigilar.
México necesita traidores,
que aprueben reglas que no convienen a los partidos,
que ponen a los gobernantes bajo vigilancia,
que sometan a los bancos a las mismas leyes que a las demás empresas,
que no acepten dinero para su próxima campaña,
ni lo pidan, ni quieran hacer campaña...
México necesita traidores,
que piensen en las familias de todos además de la suya,
que prefieran ser útiles antes que importantes,
que tengan moral antes que vanidad.
México necesita traidores,
que no obedezcan a un jefe, ni a una jearquía, ni a un imperativo histórico,
ni al "pueblo", el devenir, la lucha de clases, la corrección política,
la presión social, ni la codicia.
México necesita traidores,
que traicionen a la infancia abstracta a la que se le enseña luchando,
sino en la infancia concreta, que no conseguirá un empleo si no sabe leer.
Que traicionen a ese pueblo abstracto y esa raza de bronce,
para favorecer a ese pueblo concreto,
al que le roban la cartera en el metro y la esperanza en la quincena.
Que traicionen a esas leyes sagradas, llenas de derechos inalcanzables,
para favorecer leyes concretas, que defiendan, que protejan, que vigilen.
México necesita traidores,
que traicionen a su propia familia,
para que su propia familia pueda vivir segura;
que traicionen a su partido, para que su partido sea expurgado;
que traicionen a sus colegas, para que sus colegas puedan vivir sin miedo.
México necesita traidores,
que deseen morir en el desprecio y la miseria.
Por denunciar, por detener, por no colaborar.
Traidores que crean que el mal es la ausencia de bien;
que los crímenes tienen víctimas aunque no podamos verlas,
que somos las víctimas de nuestras propias omisiones,
nuestras colaboraciones, nuestros secretos, nuestras complicidades;
nuestras extorsiones, nuestros silencios, nuestro miedo a morir, a perderlo todo;
todo por nada. Porque alguien más aceptará el encargo, alguien más dirá que sí;
alguien más guardará silencio. Alguien que sí quiera cobrar, alimentar a sus hijos,
y comprarles una casa.
México necesita traidores,
que se sacrifiquen por nada.
pero sin traidores:
los inocentes seguirán muriendo;
las cárceles se llenarán de "presuntos culpables",
las calles de sicarios, asesinos y depredadores,
las oficinas de farsantes y vanidosos,
el gasto público de agujeros;
las calles de desesperanza.
México necesita traidores, que pregunten:
¿Por qué en México la gente gana en un día, lo que en cualquier otra país se gana en una hora?
¿Por qué las cosas cuestan lo mismo que en cualquier otro país aunque se gane menos?
¿Por qué un gobernante mexicano gana lo que un funcionario de otro país gana en una semana.
México necesita traidores,
que cuestionen, que duden, que investiguen, que observen.
Que reconozcan los éxitos del gobierno, y denuncien sus fracasos.
México no necesita incondicionales, ni cómplices, ni gente de confianza.
Necesita personas convencidas de que el bien y el mal no son relativos;
ni dependen de la ambición, la conveniencia, la ideología y la moda.
México necesita traidores.
Muchos traidores,
para no morir.
que amen más al país que a su partido,
más a su país que a su jefe,
más a su país que a su empleo.
México necesita traidores,
que denuncien a ese jefe que se queda con la mitad de su sueldo,
o con todo su sueldo y los manda a la calle a extorsionar comerciantes,
a espantar conductores, a levantar vendedoras de pan,
para ganar dinero.
México necesita traidores,
que sepan que tener un empleo no es un favor;
es un derecho que se gana con esfuerzo,
con aptitud y competencia.
México necesita traidores,
que no tengan miedo de perder el trabajo,
ni de ser acusados de problemáticos y traicioneros,
por negarse a contratar a esa empresa que cobra el doble
y tarda el triple de tiempo para entregar la obra,
los materiales y los bienes.
México necesita traidores,
que acepten la denuncia de ese traidor que puede demostrar
que su compañero vende plazas de trabajo o las renta,
que exige a los policías una parte del dinero que les obliga a extraer de las personas,
que recibe una comisión de ese grupo que vende droga,
que secuestra personas, que roba autos, que extorsiona negocios,
o los protege porque son de su familia.
México necesita traidores que reciban esas denuncias y las investiguen.
Que no las desechen o sobresean;
que las lleven las últimas consecuencias,
a sabiendas que el costo será alto:
pues perderán el empleo, y nadie los volverá a contratar, por traidores,
o tal vez los hagan ver morir a toda su familia...
México necesita traidores,
que aprueben las leyes para combatir la corrupción,
para vigilar a los jueces y castigar a los culpables,
para defender a los inocentes,
para que los trabajadores sean protegidos,
para que los médicos cobren por sanar, los maestros por enseñar y los policías por vigilar.
México necesita traidores,
que aprueben reglas que no convienen a los partidos,
que ponen a los gobernantes bajo vigilancia,
que sometan a los bancos a las mismas leyes que a las demás empresas,
que no acepten dinero para su próxima campaña,
ni lo pidan, ni quieran hacer campaña...
México necesita traidores,
que piensen en las familias de todos además de la suya,
que prefieran ser útiles antes que importantes,
que tengan moral antes que vanidad.
México necesita traidores,
que no obedezcan a un jefe, ni a una jearquía, ni a un imperativo histórico,
ni al "pueblo", el devenir, la lucha de clases, la corrección política,
la presión social, ni la codicia.
México necesita traidores,
que traicionen a la infancia abstracta a la que se le enseña luchando,
sino en la infancia concreta, que no conseguirá un empleo si no sabe leer.
Que traicionen a ese pueblo abstracto y esa raza de bronce,
para favorecer a ese pueblo concreto,
al que le roban la cartera en el metro y la esperanza en la quincena.
Que traicionen a esas leyes sagradas, llenas de derechos inalcanzables,
para favorecer leyes concretas, que defiendan, que protejan, que vigilen.
México necesita traidores,
que traicionen a su propia familia,
para que su propia familia pueda vivir segura;
que traicionen a su partido, para que su partido sea expurgado;
que traicionen a sus colegas, para que sus colegas puedan vivir sin miedo.
México necesita traidores,
que deseen morir en el desprecio y la miseria.
Por denunciar, por detener, por no colaborar.
Traidores que crean que el mal es la ausencia de bien;
que los crímenes tienen víctimas aunque no podamos verlas,
que somos las víctimas de nuestras propias omisiones,
nuestras colaboraciones, nuestros secretos, nuestras complicidades;
nuestras extorsiones, nuestros silencios, nuestro miedo a morir, a perderlo todo;
todo por nada. Porque alguien más aceptará el encargo, alguien más dirá que sí;
alguien más guardará silencio. Alguien que sí quiera cobrar, alimentar a sus hijos,
y comprarles una casa.
México necesita traidores,
que se sacrifiquen por nada.
pero sin traidores:
los inocentes seguirán muriendo;
las cárceles se llenarán de "presuntos culpables",
las calles de sicarios, asesinos y depredadores,
las oficinas de farsantes y vanidosos,
el gasto público de agujeros;
las calles de desesperanza.
México necesita traidores, que pregunten:
¿Por qué en México la gente gana en un día, lo que en cualquier otra país se gana en una hora?
¿Por qué las cosas cuestan lo mismo que en cualquier otro país aunque se gane menos?
¿Por qué un gobernante mexicano gana lo que un funcionario de otro país gana en una semana.
México necesita traidores,
que cuestionen, que duden, que investiguen, que observen.
Que reconozcan los éxitos del gobierno, y denuncien sus fracasos.
México no necesita incondicionales, ni cómplices, ni gente de confianza.
Necesita personas convencidas de que el bien y el mal no son relativos;
ni dependen de la ambición, la conveniencia, la ideología y la moda.
México necesita traidores.
Muchos traidores,
para no morir.