Las respuestas fáciles son como el dinero fácil; falsas y estúpidas pero la gente no deja de buscarlas ni de creer en ellas. Las teorías conspiratorias ofrecen respuestas y culpables fáciles para cualquiera que desee evitarse la molestia de investigar, comprender y pensar por cuenta propia. También evitan la molestia de ajustar el punto de vista de acuerdo con la realidad objetiva y de asumir cualquier responsabilidad en la solución de un problema: el problema no esta ahí para que yo ayude a resolverlo, de hecho, yo no lo puedo resolver porque hay personas que se benefician de su existencia. ¿Que personas se benefician? Pues los conspiradores.
Algunas teorías conspiratorias están muy extendidas y tienen dimensiones globales. Los nacionalistas y conservadores de todo tipo hablan de una conspiración judeo masónica comunista para implantar un Nuevo Orden Mundial. Los altermundistas y militantes de izquierda acusan a los gobiernos de intentar privatizar todos los servicios y recursos estratégicos y los más rocambolescos se atreven a afirmas cosas como "el país ya fue vendido, ahora lo están entregando".
Durante la epidemia de influenza del año pasado se corrió la voz de que era una cortina de humo del presidente Calderón para ocultar los problemas económicos (seguro: la organización Mundial de la Salud está a las órdenes de un presidente tercermundista, junto con los gobiernos de toda América Latina y los Estados Unidos; además México fue el único país que tuvo recesión, por lo tanto, no existieron las crisis financieras de EEUU ni de España). En aquellos días un taxista me comentó que el Presidente había declarado la emergencia sanitaria para encerrar a todos en sus casas mientras vendía la península de Baja California... ESO es información de primer nivel y no tonterías.
Pero los teóricos de la conspiración no sólo prosperan entre los comunistas y altermundistas; también los conservadores tienen sus teorías conspiratorias. Por ejemplo, aseguran que existe un Lobby gay que, mediante presión política y sobornos a médicos y congresistas ha logrado que la homosexualidad deje de ser considerada una enfermedad y ahora pugna por debilitar instituciones fundamentales como la familia. También aseguran que el uso masivo de anticonceptivos es impulsado por una industria de la Muerte que desde la OMS han logrado extender los mitos de la superpoblación y las ventajas de las familias pequeñas.
Las razones de los conspiradores, aseguran unos y otros, se encuentran en la maldad, la ambición pura y hasta la inspiración del Demonio. Vale la pena acercarse a cada una de estas y otras teorías por separado, pues aquí el único demonio es la ignorancia. Y la ignorancia no es inocente: hay gente que vive de fomentar el odio y para ello nada es más sencillo que inventarse una conspiración.
Algunas teorías conspiratorias están muy extendidas y tienen dimensiones globales. Los nacionalistas y conservadores de todo tipo hablan de una conspiración judeo masónica comunista para implantar un Nuevo Orden Mundial. Los altermundistas y militantes de izquierda acusan a los gobiernos de intentar privatizar todos los servicios y recursos estratégicos y los más rocambolescos se atreven a afirmas cosas como "el país ya fue vendido, ahora lo están entregando".
Durante la epidemia de influenza del año pasado se corrió la voz de que era una cortina de humo del presidente Calderón para ocultar los problemas económicos (seguro: la organización Mundial de la Salud está a las órdenes de un presidente tercermundista, junto con los gobiernos de toda América Latina y los Estados Unidos; además México fue el único país que tuvo recesión, por lo tanto, no existieron las crisis financieras de EEUU ni de España). En aquellos días un taxista me comentó que el Presidente había declarado la emergencia sanitaria para encerrar a todos en sus casas mientras vendía la península de Baja California... ESO es información de primer nivel y no tonterías.
Pero los teóricos de la conspiración no sólo prosperan entre los comunistas y altermundistas; también los conservadores tienen sus teorías conspiratorias. Por ejemplo, aseguran que existe un Lobby gay que, mediante presión política y sobornos a médicos y congresistas ha logrado que la homosexualidad deje de ser considerada una enfermedad y ahora pugna por debilitar instituciones fundamentales como la familia. También aseguran que el uso masivo de anticonceptivos es impulsado por una industria de la Muerte que desde la OMS han logrado extender los mitos de la superpoblación y las ventajas de las familias pequeñas.
Las razones de los conspiradores, aseguran unos y otros, se encuentran en la maldad, la ambición pura y hasta la inspiración del Demonio. Vale la pena acercarse a cada una de estas y otras teorías por separado, pues aquí el único demonio es la ignorancia. Y la ignorancia no es inocente: hay gente que vive de fomentar el odio y para ello nada es más sencillo que inventarse una conspiración.
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