Desde 1885 la población hinduista había solicitado al gobierno la devolución del terreno en el que se encontraba la mezquita, con el propósito de construir un templo. El gobierno evitó resolver la controversia para no disgustar a ninguno de los grupos que reclamaban la posesión de esa tierra que ambos consideraban sagrada, hasta que en 1992 un grupo de hinduistas introdujo imágenes al templo que fueron sacadas poco después por los musulmanes. En diciembre de 1992 una turba de hinduistas radicales derribó con dinamita la cúpula de la mezquita y en respuesta, los musulmanes realizaron una serie de revueltas que, el 1 y el 5 de enero de 1993 dejaron casi 1800 muertos.
La tensión religiosa llegó a su punto máximo el 12 de marzo, cuando 15 artefactos explosivos fueron detonados en automóviles y motocicletas distribuidas en distintos lugares de Bombay (también conocido como Mumbay), la primera de ellas en el edificio de la Bolsa de Valores de la ciudad.

Condecorado por el gobierno de India, Zanjeer continuó con un productivo servicio público, a lo largo del cual localizó otras 11 bombas militares, 57 bombas caseras y 175 bombas de gasolina, así como 600 detonadores, 249 granadas de mano y 6,406 fajas de tiros de ametralladoras.
El perro héroe de Bombay que salvó a miles de personas tuvo una vida breve. Murió a los 8 años de edad, el 17 de noviembre de 2000 por cáncer en los huesos. El gobierno indio le dedicó un funeral oficial al que asistieron altos mandos de la policía y la política local a rendirle honores.
Ninguna comunidad religiosa quedó completamente satisfecha con la decisión de la Corte india. Los musulmanes exigen que sea reconocido el medio milenio de ocupación sobre el lugar. Los himduistas, además de mencionar que el lugar había sido un sitio de pregrinación desde antes de la llegada de los musulmanes, demandan el reconocimiento de que la mezquita había caído en desuso y sido utilizada como templo hinduista desde mediados del siglo XX.
La mayoría de las personas religiosas de todo el mundo eligen vivir su fe en paz, pero entre millones de personas de fe nunca faltan algunas decenas de fanáticos que deciden asesinar a quienes creen en otros dioses, o reclaman la posesión exclusiva del mismo dios, la misma tierra sagrada o el mismo cielo. Mientras esa gente se sigue matando los perros continúan salvando vidas... y se dice que ellos no tienen alma.
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